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Aumentando tu Felicidad: Perdona al Prójimo

El perdón nos conectará directamente con una sensación de luz y sanación única. Aprende junto al siguiente artículo un nuevo mundo de sensaciones para tu corazón.

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 “Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará” Deuteronomio 31:6

Las diversas sensaciones que nos genera despertarnos a diario y poder ver la luz del sol al amanecer desde nuestras ventanas son un regalo del Señor. Debemos poder agradecer en oración a nuestro Padre Celestial desde ese mismo momento, el regalo divino que nos permite disfrutar de un nuevo día, junto a las personas y los seres que nos rodean.

Estamos compartiendo los valores cristianos de familia, hermanados con millones de personas a lo largo de todo el mundo que siguen la luz y el camino que Dios tiene marcado en su plan divino para cada uno de nosotros. Es de una inmensidad vital poder tener un entrenamiento cotidiano y representar nuestro rol como cristianos, ya que debemos sentir en nuestros corazones todo el calor del hijo de Dios, poniendo en práctica sus enseñanzas y su sacrificio.

Muchos creen que sólo deben continuar replicando lo aprendido en los primeros años de formación o de crianza. Pero no debemos despojarnos nunca de todo lo que acontece a nuestro alrededor. Cada una de las señales y mensajes que nos llegan desde el Cielo, deben ser interpretados y aprovechados a nuestro favor en pos de poder crecer con la Fe y con la espiritualidad.

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 “Alabad al Señor, naciones todas; pueblos todos, alabadle.” Salmo 117: 1

Ahora recordemos por un momento nuestro pasado y nuestra crianza. Los días en los que no podíamos dedicarnos y abocarnos a representar nuestra Fe libremente, ya que nuestros familiares padres, madres, tíos, tías, hermanos y hermanas, se encargaban de decirnos e inculcarnos qué hacer o decir al momento de rezar, leer la biblia o simplemente conectarnos con Dios.

Ellos desde su mejor intención lo que buscaban era infundirnos un camino de Fe, para el cual habían sido formados (en su crianza), del mismo modo por sus antepasados.

Que a su vez, lo habían hecho de la misma manera y el mismo modo continuando así sucesivamente una cadena de formación Cristiana. Que maravilloso resulta ser poder recordar y recomponer entonces dichas enseñanzas, brindando a las nuevas y futuras generaciones las plegarias y bendiciones de Dios.

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"El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra." Proverbios 21:21

Pero hoy por hoy, nuestra condición de adultez nos permite introducir en nuestro ser un mayor y profundo entendimiento a dicha sabiduría. Porque resulta claro poder repetir y replicar ciertos pasajes de las sagradas escrituras y conocer los versículos que a nuestros padres los marcaron, pero ¿qué sucede hoy contigo? ¿Cuáles de todas esas sabias y claras palabras, relatos y pasajes bíblicos te llegan con más devoción? ¿Qué te gustaría relatarle a tus hijos sobre lo que significa para ti la Fe?


“¿Dios está acompañándome hoy?” estamos negando el verdadero y único destino de sanación. "Pues tú has librado mi alma de la muerte, y mis pies de tropiezo, para que yo pueda andar delante de Dios en la luz de la vida." Salmos 56:13

Volvamos a repensarnos hoy en día ¿Qué sensación nos queda al terminar los días? ¿Estamos cansados, sin poder abrazarnos a Jesús? ¿Queda librado a la fortuna o al azar que la felicidad llegue y se asome en nuestra vida ligada únicamente a lo material o a poder generar logros económicos?

Esta vida actual queda representada por un cúmulo de cuentas bancarias, propiedades y anhelos de viajes para el óseo individual que nos generan deudas y sentimientos de alivio efímero. Estamos hablando de tu vida actual que pareciera ser representada como una carrera contra reloj de comparaciones individuales despojadas de lo espiritual.

Comprender qué tipo de vida llevamos hoy y quienes nos rodean, permitirá llegar a dar con un diagnóstico de cómo somos y nos sentimos respecto al Espíritu Santo. No existen ni premios ni castigos, pero al continuar con una rutina laboral, de estudio o simplemente de no querer detener nuestra marcha y preguntarnos.




Versículo diario:


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