Tenemos la oportunidad de materializar momentos únicos en este instante. Descubre los pasos para alcanzar la paz y el amor eterno en el siguiente artículo.

"Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría." 2 Corintios 9:7

La confianza es un pilar fundamental para la Fe. En la vida de Jesús, vemos muchos ejemplos de cómo compartió su tiempo y su amor con otros, ofreciéndoles su apoyo y consuelo en momentos difíciles.

Estos espacios compartidos, aunque a veces breves, nos muestran quién es Jesús y por qué vino a la Tierra para ayudarnos.

Esas personas que te hacen sentir que siempre puedes confiar en ellas son como amigos que, aunque no vemos con frecuencia o nos distanciamos durante un tiempo, nos hacen sentir mejor cuando hablamos con ellos.

Aunque el relato sea triste o la situación no sea favorable, compartir nuestros sentimientos con alguien en quien confiamos puede aliviar nuestra tristeza y multiplicar nuestra alegría.

"El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia." 2 Corintios 9:10

Resulta importante buscar a aquellas personas cercanas en las que podamos confiar y construir relaciones basadas en la confidencia y la complicidad. Y lo mismo sucede con nuestro vínculo con Dios.

Debemos dejar entrar la esperanza y estar dispuestos a encontrarnos con el Padre Celestial. Si mantenemos nuestra fe, esto sucederá. Solo no debemos perder la confianza de que no estaremos sin sus bendiciones.

Además, es un buen momento para escuchar a los demás y estar presentes cuando nos necesiten, ya sea un amigo, un familiar o cualquier otra persona cercana. El aislamiento nos entristece y nos enferma, tanto física como emocionalmente. Al abrir nuestro corazón, podemos mostrarle al Señor todo lo que atesoramos en él.

"Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido." 1 Crónicas 29:14

Buscando la compañía y haciendo planes para ayudar a quienes lo necesiten, podemos poner en práctica nuestra confianza en Dios y seguir su llamado. Al compartir nuestro tiempo y la Palabra del Señor con otras personas, tanto nuestra confianza como la de ellas se fortalecerá. La empatía y la comprensión que surgen de estos encuentros pueden calmar nuestras propias preocupaciones y las de los demás.

Aprender a confiar en Dios y en los demás no es fácil, pero podemos dar el primer paso al orar, pedir y leer la Palabra de Dios. Allí encontraremos el refugio y la guía que necesaria para poder reconectarnos con nuestro ser interior y construir puentes que atraigan esa confianza y por consecuencia esa energía positiva que alimente tu corazón.

"Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas." Proverbios 3:5-6

Al orar, pedir y leer la Palabra de Dios, encontraremos el refugio y la guía que necesitamos para seguir adelante. Además, al compartir nuestra fe con otros y ayudarles a encontrar el mismo consuelo y esperanza que hemos encontrado nosotros, podemos contribuir a construir una comunidad más unida y fuerte. La confianza es especialmente importante cuando enfrentamos momentos difíciles o desafíos.

Es natural sentirse abrumado o desanimado en estas situaciones, pero recordar que tenemos a Dios a nuestro lado y poder contar con el apoyo y el consuelo de nuestros seres queridos puede ayudarnos a seguir adelante.

Por supuesto, esto no significa que no debamos enfrentar nuestros problemas o preocupaciones de manera realista. Pero al confiar en Dios y en nuestras relaciones, podemos encontrar la fuerza y la determinación necesarias para superar los obstáculos y seguir adelante con esperanza y fe.