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Una Recompensa Divina

Los sacrificios y esfuerzos sólo suponen aceptar el compromiso y hacer que nuestra entrega sea plena, pero ¿estamos realmente en condiciones de asumir este compromiso? Descúbrelo en el siguiente artículo.

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“Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan y son dados en matrimonio, pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio; porque tampoco pueden ya morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.” Lucas 20:34-36

Es fundamental recordar que seguir en la senda del Espíritu Santo significa  decidimos tener a Dios como único guía en esta vida. Esto no solo se refiere a la vida espiritual, sino a todo lo que ella encierra. Al aceptar este compromiso, nos hacemos responsables de vivir de acuerdo a Su ley y a Sus mandatos.

Nuestra alma tiene una profunda capacidad de empatía, lo que lo lleva a sentir los problemas del prójimo como propios y a amar incondicionalmente al otro. De esta manera, se cumple el mandato de Cristo de amar al prójimo como a uno mismo.

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“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,” Filipenses 2:15

El sabio y humilde consejo son características esenciales de un cordero del rebaño de Dios. No es necesario tener experiencia para dar un consejo o para ofrecer una palabra de aliento; solo es necesario recurrir a la Palabra de Dios y buscar cómo Dios actuó en situaciones similares a la que estamos atravesando.

El corazón tiene un aspecto apacible, ya que sabe que cuenta con la inestimable compañía del Señor. Además, agradece todas las bendiciones que recibe y sabe que su futuro está asegurado junto a Cristo, con la promesa de una vida eterna en el paraíso junto a los seres queridos.

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“Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Juan 1:12-13

Asumir el compromiso de seguir al Padre Celestial no es tarea fácil, pero es fundamental para vivir una vida plena y satisfactoria. Es importante recordar que no estamos solos en este camino, sino que contamos con la guía y el amor de Dios, así como también con la ayuda de nuestros hermanos en la fe.

Los sacrificios y esfuerzos que debemos hacer para cumplir con nuestro compromiso con Dios no son en vano, sino que nos permiten crecer espiritualmente y convertirnos en mejores personas. Además, al seguir los mandatos de Dios y vivir de acuerdo a Su voluntad, estamos contribuyendo a la construcción de un mundo mejor y más justo.


“Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos.” Lucas 6:35

Las respuestas y las recompensas en forma de bendiciones siempre estarán presentes si logramos no olvidar que no es algo que se consigue de un día para otro, sino que es un proceso de crecimiento y desarrollo continuo.

Es importante ser humildes y reconocer nuestras debilidades, pero también es esencial tener la determinación y la fuerza de voluntad para seguir adelante y mejorar cada día. Esto nos lleva a vivir una vida de amor y servicio hacia los demás, a ser sabios y humildes, y a honrar y glorificar a Dios en todo momento. Aunque no es fácil, este esfuerzo y sacrificio valen la pena, ya que nos permiten crecer espiritualmente y contribuir a la construcción de un mundo mejor.




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