Debemos comprender que nuestros seres queridos, familiares, amigos y amigas son los que más nos conocen junto con el Señor. Aprende a sumar fuerzas y bendiciones de todas las personas que te rodean ahora mismo.

“Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra.” Salmos 103:17-18

La familia es uno de los pilares fundamentales en nuestra vida y en nuestra Fe. Nos ayuda a crecer y a madurar en muchos aspectos, pero sobre todo en el espiritual.

Es el núcleo primordial para reforzar los valores fundamentales de la Fe y lograr la conexión espiritual con El Señor. Por lo tanto, es importante que tengamos predisposición a escuchar las necesidades de nuestros seres queridos y ayudarlos y contenerlos en todo momento.

El amor, la humildad y la paciencia son algunos de los dones que debemos desarrollar para estar más cerca del sendero de luz y poder acercarnos al Señor. Si logramos mejorar nuestra actitud en familia con un gesto de amabilidad sencillo, probablemente recibiremos el amor del Padre Celestial de manera inmediata. Debemos recordar que la familia siempre será nuestra contención ante cualquier escenario imprevisto.

“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aún cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.” Isaías 49:15-16

Nuestros seres queridos son la red que nos asistirá y nos ayudará a salir adelante siempre, tal como Nuestro Padre Celestial nos guía. La escucha es una herramienta fundamental en la comunicación con nuestros seres queridos.

Debemos acudir y escuchar como instrumentos de Dios, darle importancia a su relato y sus necesidades, y dedicarles nuestro tiempo y atención para poder escucharlos con atención y dar un abrazo de amor. Cuando logramos escuchar también somos escuchados y logramos sanar nuestras propias heridas.

La conexión familiar es importante no solo para nuestra vida terrenal, sino también para nuestra vida espiritual. La familia es un espacio en el que podemos crecer como personas y como creyentes.

Si dejamos de lado a las personas que nos conocen de toda la vida, que nos ayudaron a criarnos y conocer al Espíritu Santo, nos alejaremos del camino de Fe. 

“Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.” 1 Corintios 1:10

La oración en agradecimiento para nuestra familia debe estar presente en cada día que podamos y logremos sentir que la Fe arde en nuestros corazones. La lectura de la Biblia nos demuestra que en la familia siempre encontraremos reparo, paz y sanación.

La familia es un lugar de encuentro con Dios y con nuestros seres queridos, y es en ese encuentro donde podemos fortalecer nuestra Fe y nuestro amor. Por lo tanto, debemos reconectarnos con Dios y con la familia en comunión para reforzar ese vínculo tan sagrado que representa el amor de nuestros corazones.

“Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” Deuteronomio 6:6-7

La conexión familiar es fundamental para nuestra vida espiritual y nuestra Fe. Debemos tener predisposición a escuchar las necesidades de nuestros seres queridos, ayudar y contener a quienes lo requieran, siempre acercándonos desde el respeto y la verdad de nuestro corazón. La familia es el núcleo primordial para reforzar los valores fundamentales de la Fe y lograr la conexión espiritual con El Señor.

Si logramos mejorar nuestra actitud en familia con un gesto de amabilidad sencillo, probablemente recibiremos el amor del Padre Celestial de manera inmediata. La oración en agradecimiento para nuestra familia debe estar presente en cada día que podamos y logremos sentir que la Fe construye en nuestros corazones un camino de bendiciones junto al Espíritu Santo.