Claridad en tus Elecciones de Vida

¿Estamos llevando a cabo todas las acciones necesarias para estar en armonía con nuestra Fe?

Busca el apoyo necesario para aprender de nuestros errores y ampliar nuestros conocimientos. Accede al siguiente artículo para entender los deseos de nuestros corazones, sin limitaciones ni conflictos.

“En resumen, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y humildes de espíritu; no devolviendo mal por mal, ni insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición. Pues quien quiera amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala.” 1 Pedro 3:8-11

Como creadores de amor en el camino de Dios, tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que todo encaje adecuadamente y sea apropiado para que las personas puedan vivir y rodearnos en nuestra vida, sin que se desmorone ante la primera adversidad.

Para lograr esto, debemos conocer cada rincón del lugar y asignar un espacio específico a cada ser especial que hayamos conocido en vida.

Es esencial establecer una base sólida en la Fe y en el Espíritu Santo que sustente los cimientos del Padre Celestial y permita elevar la esperanza al nivel deseado.

“En realidad, sin Fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan.” Hebreos 11:6

Construir confianza en una relación, ya sea laboral, de pareja o junto al Señor, es una tarea diaria en la que debemos ofrecer y ceder parte de nuestras decisiones y creencias.

Debemos entender que la otra persona ha sido moldeada de manera diferente a nosotros y adaptarnos para construir un puente de amor y respeto entre nuestras acciones, palabras y decisiones diarias.

A menudo, el mayor desafío es comprender y empatizar con la persona que tenemos enfrente para poder ayudarla y extender una mano solidaria como instrumentos de Dios.

“Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.” 1 Pedro 1:8-9

Este tipo de desarrollo en nuestras relaciones se nutre de manera recíproca: no podemos esperar recibir sin antes dar. No debemos asumir que el otro nos entiende, ya que no nos conoce por completo, ni debemos prejuzgar sus creencias o necesidades.

Sin embargo, elevemos nuestro espíritu y nos preguntemos: ¿qué sucede con nuestra relación con el Espíritu Santo? ¿Estamos llevando a cabo todas las acciones necesarias para estar en armonía con nuestra fe?

Estas preguntas surgen cuando comprendemos que en Dios encontraremos la firmeza y la base sólida que nos permite avanzar en nuestras vidas.

“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y llevada de un lado a otro.” Santiago 1:6

Fortalecer el vínculo entre nuestra fe y nosotros mismos es una tarea diaria. Este vínculo debe construirse desde lo más profundo de nuestro ser, buscando establecer cimientos sólidos donde el Espíritu Santo pueda sustentarse y crecer.

Alimentando la bondad en nuestros corazones a través de la palabra de Dios, la oración y la buena voluntad. Al mirar al cielo y nutrir nuestras almas con la bendición de nuestro Padre Celestial, adquirimos la confianza necesaria para vivir con el propósito divino marcado en cada acción y decisión que tomamos.