Serenidad y Fe

Serenidad y Fe

Publicado hace 1 mes

Mi ambición más grande: encontrar la serenidad que tanto anhelo

En la vida, muchas veces nos encontramos atrapadas en un torbellino de responsabilidades, preocupaciones y expectativas que nos roban la paz. Sin embargo, llega un momento en que nos detenemos a reflexionar y nos preguntamos: ¿Cómo puedo encontrar esa serenidad que tanto anhelo? La respuesta está en el amor propio, en el abrazo sincero que nos damos a nosotras mismas y, sobre todo, en la confianza en Dios.

¡Amate, abrázate y protégete!

Primero acepta tus imperfecciones y reconoce tu valor intrínseco. La autoaceptación es fundamental para liberarte de las cadenas del juicio y la crítica interna. Recuerda las palabras de 1 Juan 4:19: "Nosotros amamos porque él nos amó primero". El amor propio es un reflejo del amor divino que ya hemos recibido.

Amarnos a nosotras mismas es el primer paso para hallar la paz interior. Cuando nos valoramos, entendemos que somos dignas de amor, respeto y tranquilidad. No se trata de un amor egoísta, sino de un amor sano que nos permite poner límites, alejarnos de lo que nos hace daño y acercarnos a aquello que nos llena el alma.

Dios nos recuerda en Su Palabra que somos valiosas "Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien." (Salmos 139:14). Cuando nos amamos, también nos protegemos. Protegemos nuestra paz al no permitir que las circunstancias externas nos arrebaten la tranquilidad. Aprendemos a respirar, a soltar lo que no podemos controlar y a enfocarnos en lo que realmente importa.

Rompe las barreras del "no puedo"

La fe nos proporciona una base sólida en tiempos de incertidumbre y nos recuerda que no estamos solos en nuestro viaje.

A veces, nuestra mente nos llena de dudas y nos dice que no somos capaces, que no merecemos la serenidad que anhelamos. Pero Dios nos ha hecho fuertes, y en él encontramos la seguridad para derribar esas barreras. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Filipenses 4:13)

Cree en ti misma, en tus capacidades y en el propósito que Dios tiene para ti. Cuando sientes que el miedo te paraliza, recuerda que el amor de Dios es más grande que cualquier incertidumbre. "Porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Timoteo 1:7)

Confía en Dios y en Su paz

La verdadera serenidad no proviene de tener una vida sin problemas, sino de confiar en que Dios está en control de todo. La fe nos ayuda a descansar, a soltar la ansiedad y a recibir la paz que solo él puede dar. "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado." (Isaías 26:3)

Filipenses 4:6-7 nos ofrece una guía valiosa: "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús"

Jesús mismo nos dejó una promesa de paz para nuestras vidas: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (Juan 14:27)

La serenidad es un camino, no un destino

Abrázate y protégete, esto implica establecer límites saludables y cuidar de tu bienestar físico, emocional y espiritual. No tengas miedo de decir "no" cuando sea necesario y de priorizar tus necesidades. Al hacerlo, te estás dando el espacio para sanar y crecer. Proverbios 4:23 nos aconseja: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida". Este versículo subraya la importancia de proteger nuestro ser interior para mantener la serenidad.

Encontrar la paz no es un evento de un solo día, sino una decisión diaria. Es aprender a confiar en Dios cada mañana, a amarnos sin condiciones y a recordar que, pase lo que pase, él está con nosotras. Hoy te invito a hacer una pausa, a respirar profundo y a entregarle tus cargas a Dios. Porque la serenidad que tanto anhelas ya está en camino, solo necesitas abrir tu corazón y recibirla con fe.

Compartir

Serenidad y Fe

Compartir en:

SagradaPalabra.com

© 2025 SagradaPalabra.com