Mi Lista de Calma y Fe

Mi propia lista con Dios siempre por delante

A veces, la vida se siente como un torbellino de emociones, compromisos y pensamientos que nos desbordan. Pero en esos momentos, tengo un refugio seguro: mi lista, mi espacio sagrado donde coloco a Dios primero y me permito encontrar calma en las pequeñas cosas.

Mi lista para encontrar calma con Dios al frente:

En un mundo lleno de desafíos y distracciones, encontrar momentos de calma se ha convertido en una necesidad vital. Para mí, la serenidad comienza con Dios a la cabeza, guiando cada paso y decisión. Pero, además de la fe, hay pequeños placeres que me ayudan a encontrar la paz en el día a día. ¿Te unes a mí en esta búsqueda de tranquilidad?

Detalles simples, pero llenos de intención, que me ayudan a reconectar con mi paz interior y recordar que Dios siempre está conmigo. ¿Hacemos esto juntas? ¡Sí, podemos!

Orar y entregarle mis preocupaciones a Dios – Hablar con Él, soltar lo que me pesa y confiar en su guía. "Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros." (1 Pedro 5:7) Beber un vaso de agua – Sentir cómo el agua refresca mi cuerpo y me recuerda que Dios es fuente de vida. "Pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás." (Juan 4:14) Respirar profundo – Inhalar su amor, exhalar la angustia. Cambiarme de ropa – A veces, un atuendo cómodo o un color que me haga sentir bien pueden transformar mi ánimo. Ponerme un perfume – Un aroma agradable puede transportarme a un recuerdo feliz y elevar mi espíritu. Comer algo delicioso – Disfrutar un bocado con gratitud, sabiendo que Dios provee para mis necesidades. "Abriste tu mano, y colmaste de bendición a todo ser viviente." (Salmos 145:16) Escuchar música que me llene el alma – Un canto de alabanza, una melodía suave que me ayude a relajarme. "Alabaré al Señor mientras viva; cantaré salmos a mi Dios mientras exista." (Salmos 146:2) Escribir lo que siento – Poner mis pensamientos en papel y liberar mis emociones ante Dios. Leer un versículo bíblico – Buscar en su Palabra consuelo y dirección. "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." (Salmos 119:105) Sonreír, aunque sea un poquito – Porque la alegría también es un acto de fe. "El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos." (Proverbios 17:22)

La importancia de la fe

La fe es mi ancla. En momentos de incertidumbre, recordar que hay un propósito más grande y que no estoy sola en mis luchas me brinda una sensación de paz y seguridad. La oración y la meditación son prácticas que me permiten conectar con lo divino, despejar mi mente y encontrar claridad. Este es el primer paso en mi lista para la calma: confiar en Dios y dejar que su presencia me guíe.

Pequeños placeres que marcan la diferencia

A veces, son las cosas más simples las que tienen el mayor impacto. Un vaso de agua fresca puede ser revitalizante, recordándome la importancia de cuidar mi cuerpo. Respirar profundamente, inhalando y exhalando con intención, me ayuda a centrarme y a liberar tensiones acumuladas. Cambiarme de ropa y ponerme un perfume especial puede transformar mi estado de ánimo, haciéndome sentir renovada y lista para enfrentar el día.

El poder de lo cotidiano

No subestimes el poder de comer algo delicioso. Un pequeño capricho puede ser un acto de amor propio, una pausa para disfrutar de los sabores y texturas que nos ofrece la vida. Estos momentos de indulgencia consciente me recuerdan que está bien detenerse y disfrutar de lo que tenemos.

Cada una de estas acciones, por más sencilla que parezca, son un recordatorio de que no estamos solas. Dios nos ha dado herramientas para encontrar serenidad y fortaleza en cualquier circunstancia. Cuando ponemos a Dios por delante, todo lo demás cobra sentido.

¿Y tú? ¿Qué cosas incluirías en tu lista? ¿Hacemos esto juntas? ¡Sí, podemos! Crear una lista personal de cosas que nos calman es un acto de autocuidado. Te invito a que encuentres tus propios pequeños placeres y los incorpores en tu rutina diaria. Juntas, podemos encontrar la calma en medio del caos.