Muchas veces no solemos agradecer lo que el Señor nos muestra como su gracia. Cuando tenemos salud, trabajo y estamos rodeados de hermanos que nos cuidan y aman seguramente lo demos por sentado, pero lo correcto sería agradecer a diario a Nuestro Padre Celestial. Por aquello que ha sabido darnos y también por las malas situaciones que nos ha hecho atravesar, ya que gracias a ellas podremos ser más conscientes sobre lo que tenemos y sobre lo que hemos aprendido.
Todos hemos pasado por situaciones difíciles, lo importante será cómo saquemos provecho de lo que Dios ha querido enseñarnos en ese particular momento y cuán agradecidos estemos y nos mostremos con el Señor. Gracias a nuestra lealtad y a nuestra fe Dios Padre reservará para nuestro futuro las más espectaculares vivencias, para que nos glorifiquemos en su gracia. Pero no podremos evitar los malos tragos, por eso debemos permanecer aferrados a nuestra fe y devotos en nuestras creencias. Reflexionando sobre todas aquellas buenas situaciones en las que no hemos agradecido debidamente a Dios suelen ser muchas. Quizás por la costumbre de que Él ha sido bueno con nosotros, no somos lo suficientemente contemplativos sobre su ayuda o gracia divina. Nuestro Dios nos ha de cuidar y guiar y nosotros como hijos debemos permanecer agradecidos por su amor incondicional.