”Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.”

Hechos 4:31

La experiencia de la comunión


Al alejarnos de la Fe, perdiendo la convicción del Espíritu Santo, relegamos la oración diaria y necesaria para conectarnos con Jesús y Dios Padre exclusivamente a momentos de necesidad o urgencia extrema. Funcionando como un sistema de reclamo, creemos que orar en esos precisos instantes dónde más lo necesitamos es la clave, olvidándonos de realizar dicho diálogo de un modo habitual y con una base de agradecimiento a nuestro Padre Celestial. Se puede tratar de comprender que hoy día las condiciones establecidas en el pasado reconocen y exigen un elevado nivel de espiritualidad para con Dios. Las obligaciones diarias, las responsabilidades y toda la modernidad se encuentran exigiéndonos y demandando la atención, para lograr recompensas superficiales. Pero no debemos olvidar que no existe otro modo para lograr la salvación que nos ofreció Jesús cuando estaba en la cruz, sacrificándose por cada uno de nosotros.