“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

Malaquías 3:6-7

Manteniendo la llama de la esperanza ardiendo


Hay veces en las que, no sé por cuál motivo, trato de adoptar hábitos que me son ajenos. Ayer justamente compré el periódico casi impulsivamente y sin ningún motivo. A la media hora ya me había arrepentido: es impresionante la cantidad de noticias negativas que allí encontré. El mundo se ha vuelto loco, pensé. Y automáticamente volví a todo aquello que me genera paz y bienestar espiritual: Dios. Y justamente pensaba en Él, en cómo todo puede estar viniéndose abajo y lo único que podemos rescatar es el amor de Dios. y es que

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Su palabra es inmutable. Él no dice una cosa hoy y algo diferente mañana. Él es el mismo ayer, hoy y por siempre. Si realmente acogemos Su palabra en nuestra vida, ésta será como un amarre cuando todo lo demás empiece a derrumbarse. Si lo que Dios dice es suficiente para que podamos encontrar la paz, de esa manera podremos estar confiados cuando los demás estén confundidos; estar tranquilos cuando los demás estén bajo presión. Entonces, acoger Su palabra significa creer únicamente en lo que Dios dice, en lugar de creer lo que los demás dicen; significa creer en lo que Dios dice en lugar de lo que las circunstancias dicen.


Por eso, abramos nuestros corazones hoy y dejemos entrar en ellos la palabra de Dios, vivamos en Fe decididamente para de esa manera vivir en la paz y tranquilidad de Su amor.