“Si alguien afirma: Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama asu hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto”

1 Juan 4:20

Desterrando el odio


Si amamos a Dios debemos respetar y amar a los otros del mismo modo. Así como Dios nos perdonó, enviando a Jesús, debemos perdonar a quienes nos afecten sin dudarlo. Debemos basar esta decisión a través del amor que poseemos en nuestros corazones y por medio del Espíritu Santo. Sería incompatible que poseamos odio para con nuestros hermanos y nos jactemos de amar a nuestro Padre Celestial.Debemos otorgarles el perdón a aquellas personas que nos hirieron o nos hicieron daño. Nunca perder de vista que nuestro Padre Celestial perdona nuestros pecados y por su Gloria, Él envió a su hijo Jesús a salvarnos. De este modo podremos corresponderle el amor que le tenemos como sus hijos en la espiritualidad.