Ayer por la tarde hice un ejercicio del que había leído en una revista. En el artículo proponían hacer algo así como un relevamiento de las publicidades a las que todos estamos expuestos. A decir verdad fue más un pasatiempo que un ejercicio, pero me sorprendió bastante ver que la mayoría de los anuncios estaban dirigidos a poder hacer nuestra vida más fácil: electrodomésticos que prácticamente hacen todo por nosotros; un viaje relámpago que nos quitará el estrés, etc. Una vez en casa, meditaba acerca de qué difícil es tener el panorama claro dentro de aquel contexto.
Si bien es importante buscar soluciones a las molestias que pueden surgir, también debemos enfrentarlas y solucionarlas por nuestros propios medios, puesto que allí se encuentra la verdadera prueba que Dios pone ante nosotros. Es muy importante recordar que las situaciones molestas o difíciles que en la vida nos toca transitar, no son otra cosa que pruebas a las que Cristo nos somete, porque Él conoce nuestro potencial y las mismas son parte de nuestro entrenamiento para la misión que Él nos encomienda.
Por eso, hagamos de nuestro camino en Cristo un constante entrenamiento que nos brindará la fuerza de espíritu que nos permita llegar más cerca de Dios.