Sigan amándose unos a otros fraternalmente. No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

Hebreos 13:1-2

Los ángeles están entre nosotros


Todo lo que hacemos por nuestros hermanos, lo hacemos por nuestro Dios, y será recibido por Él. No conocemos a todas las personas que nos necesitan, ni podremos llegar a remediar todos sus problemas, pero lo que haces por alguien que lo necesita, lo estas haciendo por Dios y su cohorte de ángeles, que esperan tu benevolencia. Seguramente con nuestras acciones, contribuimos a disminuir la pena y el dolor que nos rodea, y eso cambia la vida de las personas. Cristo murió en la cruz por todos nosotros, y eso nos hace hermanos. Ese desconocido que pasa a nuestro lado es nuestro hermano a los ojos de Dios. Ya no es un extraño, es un hermano en la Fe, por lo tanto es digno de todo nuestro apoyo y comprensión. Y si lo piensas de esta forma, sabiendo que son tus hermanos, verás que te es mucho más clara la tarea que debes realizar en este mundo.

Publicidad

Esa persona que veías como un desconocido, aquel cuya presencia no era habitual en tu vida, no es un desconocido para Dios. Es también su hijo, y Dios vela por él. Quizás lo hace a través tuyo, volviéndote un instrumento de su paz y su ayuda para tu hermano. Es por eso que amar al otro como tu hermano, fraternalmente, es la mejor manera de amar a Dios y cumplir nuestra misión en este mundo.