“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.”

Proverbios 16:3

Caprichosos


Muchas veces nos centramos solo en nuestras propias necesidades y no pensamos en cómo eso afecta a los que nos rodean. Queremos caprichosamente algo, nos desvivimos por obtener un aumento, no descansamos por comprarnos ese auto último modelo. Sin conciencia real sobre lo importante, podemos desviar nuestra atención al plano material. Volvernos avaros o demasiado ambicioso, sin pensar por un segundo en que estamos olvidando ser solidarios y compasivos con el resto. Nuestros hermanos seguro notarán la diferencia, pero ¿nosotros podremos hacerlo si no estamos siguiendo las enseñanzas de Nuestro Padre?

Publicidad

Cuando nos preocupa solo conseguir la felicidad inmediata muchas veces seremos egoístas, porque haremos cualquier cosa con tal de proveernos satisfacción propia. Al no tener límites o demandar mucho de los demás estaremos cegados por nuestra codicia. Lo que no tenemos que atesorar es la riqueza traducida en objetos sino, la riqueza espiritual, que nos permite estar más cerca de Dios cada día. Cuando nos sintamos lejos de Nuestro Padre Celestial tendremos que buscar momentos de conexión, espacios de reflexión profunda para volver a nuestro camino de fe. Seguir intentando hablar con Dios aún pensemos que no nos escucha o que nos ha olvidado, porque Él siempre estará allí para nosotros, aún cuando nos equivoquemos, aún cuando nos apartemos de su cuidado.