¿Nos preguntamos lo suficiente cuánto es que sabemos del Señor?¿Nuestro compromiso con su palabra y su amor alcanzan?
Vivimos en un mundo complejo, en donde el desconocimiento de las enseñanzas de Dios hace estragos. Negar la voz del Señor nos lleva a los actos impuros, la destrucción y la maldad. Muchas veces, sin darnos cuenta, somos víctimas de las distracciones que el vaivén cotidiano nos pone en frente.
Estas distracciones pretenden alejarnos de los principios de Dios. En esos instantes es que debemos redoblar nuestra fidelidad con Jesús y escuchar su mensaje con más atención. Ignorar la palabra de Cristo hace que un alud de dudas se instale en nuestras almas y nos veamos más propensos a equivocarnos, quedando a merced del mal y la oscuridad.
Dios nos instruye en cada ámbito de nuestras vidas para que llevemos a lo más alto la fortaleza de su mensaje y la armonía de sus bendiciones. Seamos alegres voceros de la palabra de Dios. Sigamos el camino que Él ha trazado para nosotros. Hemos sido elegidos por Él para llevar a cabo la tarea.
Tengamos templanza y valentía para enfrentar las tentaciones que nos alejan de su poder absoluto.