“Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso.”

1 Timoteo 6:7-8

El alimento diario


Muchas veces no tomamos real dimensión de lo que significa tener todos los días un alimento a nuestra disposición. Sucede hasta en familia, cuando los niños se niegan a terminar sus platos porque comieron alguna golosina previamente, y se ponen inquietos y alborotados. También, cuando nos salteamos la cena porque estamos demasiado cansados por nuestras rutinas. A veces no nos damos cuenta de que en esos momentos en los que quizás rechazamos una cena, hay personas que están en las calles revolviendo el bote de basura para poder conseguir algo para comer.

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Cuando no agradecemos el alimento debidamente a Dios o cuando no compartimos la mesa familiar por dejadez o cansancio, estamos siendo mezquinos. Puede que a otros les toque afrontar un camino de austeridad, en donde la falta es algo común, y nosotros debemos estar atentos para poder ayudarlos. Ser solidarios con los que menos tienen también significa ser agradecidos. Realizar una oración antes de tomar el alimento es una buena forma para acercarnos al Señor y mostrarle gratitud por lo que Él nos brinda día a día. También predicaremos con el ejemplo hacia los más pequeños, para que puedan ver el esfuerzo que conlleva llevar un plato de comida a la mesa.