“No lo digo en razón de indigencia, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé estar humillado, y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura como para hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.”

Filipenses 4:11-12

Sin Lugar a la Queja: Acciones concretas junto al Señor


En las últimas vacaciones familiares, elegimos ir de veraneo a la playa y, durante las dos semanas que estuvimos allí, en la casa contigua a la nuestra, se escuchaban permanentes gritos y quejas.

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Aparentemente provenían del padre de la familia. Tal es así, que el más pequeño de mis hijos me preguntó en reiteradas oportunidades: ¿Papá, por qué grita tanto ese hombre? ¿no está de vacaciones acaso?


Eso me dejó pensando acerca de que muchas veces no tenemos presentes las bendiciones que el Señor nos regala día a día, en este caso puntual, el poder compartir vacaciones con toda la familia. y es que, de forma habitual, algunos podemos llegar a ser exagerados con nuestras quejas, que son más costumbre que auténtica angustia.


Busquemos la sabiduría y paz del Señor, para anteponer las numerosas bendiciones que cada día nos regala, a las quejas o incomodidades de un momento puntual. No resultará fácil, pero para ello, apoyémonos en el ejemplo de Jesús, a quien es difícil imaginar murmurando o insatisfecho, porque siempre con espíritu de gratitud aceptó, sin miramientos, la voluntad del Señor y su propósito.


Busquemos estar agradecidos por encontrarnos en el camino, en vez de quejarnos por lo largo de él.