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“Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.”

Salmos 143:8

Confundidos sobre el camino


Muchas veces nos encontramos perdidos ante la toma de decisiones. No podemos dilucidar cuál será el camino que nos hará más felices o que nos otorgará mayor paz. Analizamos las opciones una y otra vez pero nos cuesta ir por la elección final. Eso puede tener que ver con que no queremos perder nada, es decir, que sabemos que si nos decidimos por una opción tendremos que abandonar a la otra y eso nos puede llegar a incomodar. Por ese motivo, pasamos meses y quizás años sin tomar una decisión que nos podría llevar a un mejor lugar sólo por no querer tomar un riesgo.

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Para poder estar en situaciones distintas debemos necesariamente actuar en forma diferente. Si continuamos mucho tiempo sin tomar decisiones puede volverse peligroso, ya que quizás, comencemos a sentirnos cómodos en lugares que pueden no ser los adecuados para nosotros mismos. El miedo a perder siempre estará presente, debemos enfrentarlo para poder estar mejor. Con la confianza depositada en Nuestro Padre, reflexionando y poniéndonos a disposición de su guía, Él nos cuidará en nuestra elección. Siempre será el que nos acompañe en nuestros pasos, nos consolará si la elección no era la más certera y nos llenará de regocijo cuando nos encontremos en la dicha.