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“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.”

2 Timoteo 3:16-17

Un tiempo para el estudio


“Que la Biblia no se convierta en un objeto decorativo en estantería de nuestra la sala de estar”, esas habían sido las palabras de mi padre y justamente, estaba sucediendo eso. Hace días miraba el Libro Sagrado y no lograba disponerme a leerla. Cuando joven, aprovechaba mis ratos libres para hacer un estudio a conciencia de las Escrituras. No sólo lo hacía como una actividad de ocio, sino que realmente me disponía a realizar un estudio profundo y a reflexionar sobre lo leído. Muchas veces, compartía algunos pensamientos sobre lo estudiado con mis hermanos, y mi padre disfrutaba al vernos.

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La rutina y el ritmo de vida que estaba llevando me habían alejado de la lectura. Aunque sentí la necesidad de retomarlo pronto. Es importante que destinemos algunos minutos del día para reflexionar sobre algún pasaje del Libro Sagrado. Eso nos ayudará a atravesar situaciones que nos confunden o aquellas en las que no sabremos dar respuesta. Podremos encontrar múltiples experiencias y lecciones en la Biblia, para poder aplicarlas en nuestra vida cotidiana. Será guía la palabra de Nuestro Dios, y aliento en momentos difíciles. Las Escrituras serán referencias para nuestro camino, debemos considerarla en meditación y oración. Perder el contacto con la lectura nos alejará de la posibilidad de incorporar soluciones para nuestras propias vivencias.