Accede a más contenido como este.
Como hijos e hijas del Señor, fuimos concebidos para amar sin prejuicio, perdonar al prójimo y ayudar al que más lo necesite. Junto con la Fe y la Gracia de Dios, tenemos la obligación de continuar por un camino libre de la tentación o la oscuridad de la mentira. La voluntad de Dios y nuestra voluntad de seguir adelante con su Palabra y su misión, hace que las espiritualidades sean únicas y lleguen a las puertas del Cielo con nuestras almas empoderadas.Al nacer y concebir nuestra Fe, debemos interiorizarla y poner en práctica toda la sabiduría aprendida. A diario con nuestras decisiones y acciones, debemos tener abiertos nuestros corazones para poder relacionarnos con Dios. Su presencia y su guía alimentan nuestra Fe y nuestro sentido de justicia que nos permitirá conformar nuestra identidad Cristiana como hermanos y hermanas.
