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La Fe que nos movilizó en el inicio de nuestros días es la que nos salvará del pecado diario, que nosatormenta y nos tienta en las modernas ciudades, cubiertas de superficialidad y desarraigo espiritual.Debemos conocer de primera mano el amor que tiene Dios por cada uno de sus hijos e hijas para poder tener una apertura espiritual real.Ser parte de este mundo, como familia de Dios, como sus hijos, nos confiere un arraigo por la Fe enJesús y su milagro de salvación. Tendremos enemigos y tentaciones que intentarán desviarnos denuestro propósito en la Tierra Prometida, pero debemos mantenernos orientados en el Espíritu Santo,recordando siempre la misión divina del Padre Celestial.