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Además de construir un camino por el sendero del Espíritu Santo, debemos ayudar a quienes más lo necesiten. Con estos consejos podremos completar el recorrido de salvación junto al Padre Celestial.
“De la misma manera, deja que tu luz brille ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16
Siendo un brazo del Señor y ayudar a quienes lo necesiten. Toda comunidad necesita de brazos fuertes y espíritus dedicados a la hora de contar con ayuda. Siempre encontraremos a personas que, en mayor o menor grado, necesitan de ayuda. Tal vez al principio no nos demos cuenta, comprendiendo a aquellos que no se sienten cómodos pidiendo ayuda y en una primera oportunidad nos digan que no es necesario que les ayudemos; pero aún así debemos estar siempre presentes prestos a tender una mano.
“Y las multitudes le preguntó: Entonces, ¿qué debemos hacer? Y él les respondió: El que tenga dos túnicas, es compartir con el que no tiene, y el que tiene comida debe hacer lo mismo.” Lucas 3:10-11
Llevando la palabra del Santísimo a tantas personas como puedas. Cada gesto desinteresado que regalemos a los demás, será una nueva persona a la que le hayamos llevado la Palabra de nuestro Señor. Por ende, ésta abarcará a una población cada vez más grande, cumpliendo de esta manera el propósito que nos honra como hijos de Dios de llevar su palabra a todo el mundo.
“que es la religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos ya las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” Santiago 1:17
Siendo un vivo ejemplo de lo que significa ser un hijo de Dios. Continuemos acumulando virtudes que enorgullezcan al Señor, y así seremos reflejo vivo de las enseñanzas de Cristo Jesús. Hagamos que Él se enorgullezca de los hijos que ha elegido.