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La práctica hace al maestro, dicen. Y aunque ya contemos con el mejor maestro, es nuestro deber estar cerca suyo. Meditemos en la oración para hallar ese momento de paz en la que el silencio lo cubra todo.
Refúgiate en la oración
“Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en Él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.” Jeremías 17:7-8
Meditemos en la oración para hallar ese momento de paz en la que el silencio lo cubra todo, en la que el único sonido sea el latir de nuestro corazón.
De esa manera sentiremos lo que Dios nos quiere decir a través de nuestro espíritu. Este es un acto de recogimiento y requiere de práctica constante.
Háblale a Cristo.
“Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.” Isaías 43:2
De la misma manera que Él nos habla a través de nuestro corazón durante la oración, también nosotros lo hacemos por diversos motivos. Claro que recurrimos a Cristo cuando necesitamos de su Santa intercesión, pero tampoco debemos olvidar dar gracias por todo aquello con lo que hemos sido bendecidos. Dile a Cristo cuánto lo necesitas pero también cuánto lo amas; dile por favor y también gracias.
Lee a Santa Biblia.
“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.” Salmos 91:1-2
De acuerdo a mucha gente, este ejercicio puede resultar el más fácil o el más difícil de todos. Y su ambigüedad reside en mantener la rutina del ejercicio por mucho tiempo. Muchas personas comienzan a leer pasajes de la Biblia de manera periódica, pero luego pierden interés. Tan sólo recordemos que allí se encuentran las enseñanzas de nuestro Santo Maestro. Un ejemplo a seguir.
Haz una buena acción diaria.
“Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas.” 1 Juan 4:1
Establécelo como una meta a seguir durante un mes, tampoco querrás establecer metas imposibles. De esa manera tendrás el éxito asegurado, y lo podrás comprobar cuando comiences a experimentar una felicidad espontánea, producto de ver la alegría de aquellos a los que has ayudado reflejada en sus rostros. Una felicidad altamente contagiosa.
Háblale a alguien de Cristo
“No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad.” Proverbios 3:31-32
Bajo la premisa de “que el mundo entero lo sepa”, es otra de nuestras misiones como hijos de Cristo, llevar Su palabra al mundo entero, que todos se enteren de su eterno amor, de sus increíbles hazañas, y de que el vendrá nuevamente a salvarnos y a darnos vida eterna en el paraíso junto a Dios Padre.