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Sólo necesitamos leer la Biblia para darnos cuenta que la Fe mueve montañas, personas ordinarias que hicieron cosas extraordinarias sintiendo el amor del Espíritu Santo rodeando sus corazones. Conoce estas maravillosas afirmaciones en este artículo.
“Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor.” Efesios 3:16-17
La Fe es la seguridad de que las cosas sucedan como se la espera. Cuando una persona tiene Fe sobre algo o alguien, no necesita razones ni garantías naturales que lo confirmen. Alguien que tiene Fe esta confiando en la lealtad y la fidelidad de Dios.
“Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.” 1 Pedro 1:8-9
Sólo necesitamos leer un poco la Biblia para darnos cuenta que la Fe mueve montañas, personas ordinarias que hicieron cosas extraordinarias sólo por creerle a cada una de las promesas de Dios. A Abraham, Dios le promete una descendencia más grande que la arena del mar y las estrellas del cielo, le da un sólo hijo y le pide que lo dé en sacrificio, aun así este hombre creyó y era capaz de sacrificar a su propio hijo creyendo que Dios tendría un plan perfecto.
“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?” Juan 11:25-26
Toda la Biblia es un libro de fe que narra la aventura de muchos hombres y mujeres que, actuando en la fe, hicieron la voluntad de Dios, venciendo obstáculos insuperables. Cuando actuamos en la fe sentimos con claridad que ninguna cosa es imposible para Dios.
“Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.” 1 Corintios 13:2
Nosotros necesitamos hacer crecer nuestra Fe, repitiendo y viviendo esa esperanza en Dios todos los días, hasta que nuestra vida y nuestro futuro estén completamente en sus manos. Esa Fe es el único remedio disponible para el hombre cansado y alienado de nuestros días.
“Por la Fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa.” Hebreos 11:11
Pocos saben que el temor también mueve montañas. El temor y la Fe son una misma fuerza. El temor es negativo y la Fe es positiva. El temor es Fe en el mal. O sea, la convicción de que va a ocurrir lo malo. La Fe es la convicción de que lo que va a ocurrir es bueno, o que va a terminar bien. El temor y la Fe son las dos caras de una misma moneda. Hay que tener cuidado acerca de esto.
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” Hebreos 12:2
La Fe siempre va de la mano con la seguridad y la confianza, se trata de creer que aquello que deseamos ocurrirá de una manera u otra, sin dar cabida a la duda ni la incertidumbre, es creer a toda cuesta, aunque parezca que jamás ocurrirá y aunque todos piensen que estas equivocado, si puedes creer todo es posible.
“-Porque ustedes tienen tan poca Fe -les respondió-. Les aseguro que si tienen Fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladará. Para ustedes nada será imposible.” Mateo 17:20
Mientras las anclas no estén agarradas completamente a Dios, no estaremos firmes. Sólo Dios, con su poder, es capaz de darnos la seguridad que está más allá de todo y de todos.