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En este nuevo mes que comienza recompone y revitaliza tus ganas de ayudar a quien más lo necesite.
“Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma”. Salmos 143:8
Resulta muy sencillo perder el foco en estos tiempos que corren. Para afrontar los retos que nos propone el devenir diario, necesitamos tener auto confianza y auto estima elevadas. A su vez, para estar fortalecidos ante los embates de la vida, necesitamos tener Confianza en el Señor.
No debemos confundirnos y pensar que esa confianza y estima, que nos permiten sortear los obstáculos de la mejor manera, nos transforman en seres autosuficientes.
Recordemos que somos Creación del Altísimo y que todo el valor y la dignidad que podamos tener es producto de Su Eterno Amor y Perfecta Misericordia.
“Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye”. 1 Juan 5:14
Como miembros activos del Pueblo de Dios, debemos saber que la Confianza es uno de los valores fundamentales que podemos tener.
El Señor ha designado un camino de Paz y Salvación para cada uno de nosotros y para transitarlo se requiere de Compromiso y Fe. Cuando tenemos una baja perspectiva de nosotros mismos, comenzamos a descreer de todo lo que nos rodea.
Es como si una venda se cerniera sobre nuestros ojos, impidiéndonos reconocer las maravillosas Bendiciones que nuestro Padre Celestial nos brinda cada día.
Para recorrer los senderos del Señor de manera saludable y entusiasta, debemos tener una visión adecuada de nosotros mismos. Si caemos en la errónea interpretación de que somos seres sin valor o que no somos merecedores de las cosas buenas que Dios guarda para nosotros, estaremos bajando nuestras probabilidades de cumplir con los propósitos que El Eterno a dispuesto para nuestra superación.
“El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!”. Proverbios 16:20
¿Qué significa, entonces, Confiar en Dios?
Al Confiar en El Señor, adquirimos la Convicción de que nuestro transitar por la vida será justo y reparador. Esta Fe se alimenta constantemente por intermedio de la lectura consciente de Su Palabra; a través de la misma, fortalecemos nuestra Confianza alejando de nuestro corazón las inseguridades y el temor. Se transimite en nuestros actos y decisiones. Aquí es cuando encontraremos de un modo muy sencillo el arte de ayudar. De donar nuestro tiempo, nuestra energía o simplemente poder comprender la realidad de otra persona.
“Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel”. Salmos 37:3
Cuando confiamos en El Señor sabemos que al mismo tiempo estamos fortaleciendo nuestra determinación y coraje para hacerle frente a las tormentas que se pueden presentar a lo largo del camino.
Este valor con el cual Cristo nos ha Bendecido nos ayudará a concretar todos nuestros anhelos.
Acerquémonos sin pudores ni temor y hagamos de Su Perfecta Palabra una prioridad en nuestras vidas para Conocer Su Corazón, Su Autoridad y Su Misericordia. Mantengamos activa la búsqueda de aquellas personas que nos necesitan. Ya sea desde un abrazo, pasando por una ayuda económica o simplemente realizando una cadena de oraciones colectiva. No olvidemos que somos instrumentos de sanación del Espíritu Santo.