Tenemos la chance de confeccionar un espacio para sanar nuestro interior. Conoce los siguientes versículos que te ayudarán en el día de hoy.

"Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos." 1 Timoteo 6:12

Es cierto que a veces en la vida nos escandalizan o sorprenden situaciones dolorosas. A veces nos detenemos, tratamos de entender y aguantamos la respiración para lidiar con el dolor. Pero llega un momento en que podemos respirar, llorar y reconectarnos con nuestro sufrimiento. En ese momento, nuestro verdadero camino hacia la humanidad comienza con decidir cómo lidiar con la amarga medicina que se nos presenta.

A todos nos ha pasado, y volverá a pasar. Por lo tanto, es importante entender que podemos caminar este camino solos o con la guía del Espíritu Santo, confiando en las bendiciones y la sabiduría infinita del Señor.

"No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica." Santiago 1:22

Puede parecer difícil e intenso en este momento, pero somos los más rápidos para lidiar con la amargura de la vida. Son feroces y amargos, pero su intensidad está directamente relacionada con nuestra capacidad para superarlos. Ninguna persona en su sano juicio quiere sentirse cómoda con el sufrimiento, venga de donde venga.

Por eso, confiar en el amor del Señor es una de las decisiones más sabias que podemos tomar ante la adversidad. Dios nos ha regalado un momento más en nuestro camino, y al enfocar nuestras energías en buscar nuevas metas, podemos vislumbrar un horizonte esperanzador con nuestro Padre Celestial.

Recuerda que cosechamos lo que sembramos. Si está cosechando solo un tipo de vida, tal vez sea hora de considerar conectarse con el Espíritu Santo. A veces nuestras energías están demasiado concentradas en un área y tienen prioridad sobre otras. Enfocamos nuestras energías en un solo espacio o proyecto en lugar de distribuirlas uniformemente en diferentes momentos y pasajes de la vida.

"Yo amo al Señor, porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida." Salmo 116:1-2

El tiempo es finito y debe administrarse de manera equilibrada. La vida tiene sus altibajos, pero el Señor siempre brinda nuevas oportunidades para nuestra búsqueda de la verdad y la paz mental. Nuestro Padre Celestial siempre está deseoso de bendecirnos y enseñarnos, de equiparnos mejor y elevarnos a Su sabiduría.

Es importante recordar que en los juicios no se paga dinero. En lugar de perder el tiempo en la autocompasión, construyamos más posibilidades con Dios ahora.

Las actitudes negativas expresadas como arrepentimientos y quejas no contribuyen a nuestro bienestar. En cambio, podemos mostrar empatía, comprometernos completamente con nuestra fe y estar dispuestos a cambiar para superar este momento.

"Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?" Juan 11:25-26

Recordemos que son estas pruebas de fe y esperanza que el Señor nos acerca, fortalece nuestra espiritualidad y responde a la curación de nuestras heridas.

Quizás también sean oportunidades para descubrir verdaderos afectos que están dispuestos a ayudarnos y acompañarnos en su gloria. Acepta con gracia las bendiciones de Dios, convierte los dolores menores en gratitud por su misericordia y vive con el Espíritu Santo.

Aunque algunos sentimientos nos pueden abrumar y no sabemos qué hacer, es importante que aprendamos a hacer amigos con el miedo para que no nos deje paralizados y asustados, sin saber lo que estamos haciendo.

Tal vez existan peligros reales o tengamos experiencias que nos hicieron vivir en situaciones de este tipo. Sin embargo, aquí hay tres consejos para ayudarlo a lidiar con esos sentimientos:

No huyas de los problemas, abrázalos y enfréntate a todo lo que te asusta, porque la gloria del Espíritu Santo está con nosotros. Esperamos que Dios nos ayude y nos dé las herramientas necesarias para seguir adelante y crecer como pueblo de Dios.