Abramos el corazón y demos espacio a esas emociones que nos hacen sentir más cerca de la luz. Encuentra en el siguiente artículo la llave para realizar esta apertura necesaria.

"Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha." Salmo 16:11

Desde muy temprana edad aprendemos a ser feliz con algunas emociones y definiciones que aparecen a nuestro alcance.

Ser felices en nuestros hogares, estar en armonía y paz mental junto a nuestras familias. Debemos mantener de algún modo esa comunión universal llamada amor. Hoy en día, muchas veces nos olvidames de estas bases, de nuestros valores que nos mostraron un camino distinto, repleto de bendiciones por parte del Espíritu Santo. Si te encuentras en un momento donde olvidaste ese auténtico amor por el Señor, puedes hacer un pequeño ejercicio mental: recuerda las veces en tu pasado que acudiste en oración al Padre Celestial y Él respondió con un milagro.

"Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!" 1 Samuel 2:2

En algunos momentos de nuestras vidas nos mantenemos fijos en un cierto lugar, por miedo a desestabilizarnos. Se suele decir que cada persona viene a nuestra vida para cumplir un fin. Dios nos ayuda y nos permite conocer este tipo de seres de luz en nuestro desarrollo para poder sanar, aprender, reflejarnos o de algún modo recordar todo lo que venimos vivenciando sobre el amor del Señor. 

No debemos temer en dejar aquello que ya dio sus frutos.  Tendremos que hacer habrá lugar para nuevas semillas. El pasado nos ayudó a formarnos, para hoy tener que enfrentar lo que nos espera el camino del Señor con herramientas de solidaridad y de amor.

Es sabido que todo cambio requiere un riesgo y en este caso te darás cuenta que puedes encontrar muchas piedras de tu pasado que podrías soltar para dar lugar a la evolución de tu espiritualidad.

"En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan." Hebreos 11:6

Conocemos o creemos conocer todo nuestro ser interior, saber lo que queremos y esperamos de cada momento de nuestro camino.  Lo que tendremos que comprender y aceptar, es que nuestros intereses y prioridades cambian a medida que crecemos y vamos descubriendo el mundo.

No está mal, que lo que ayer nos hacía sentir en plenitud, hoy ya no se así. Nuestro vínculo con la Fe nos permitirá reinventamos constantemente, y exactamente eso es lo que le da sentido a nuestra vida. Tenemos en el interior de nuestros corazones mucho más de lo que mostramos, y lo que mostramos es esporádico. Poder demostrarle que amamos al Padre Celestial nos hará sentir con más luz interior, con mucha paciencia y bendiciones que se manifestarán a lo largo de nuestros días.

"A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos." 1 Timoteo 6:17

Hay que tomarse un tiempo para darnos cuenta que la vida es efímera, que es una vivencia terrenal que continuará eternamente en el Templo de los Cielos junto a Jesús y nuestro Padre.

Jugarnos por completo, amar sin prejuicios, perdonar a quienes nos hayan ofendido y entender que la vida que nos está esperando, quizá no es la misma que planeamos.

Aceptar el camino transcurrido y adoptar más consciencia colectiva sobre nuestro rol como hijos e hijas del Señor, ya sea ayudando a quienes lo más necesiten, trasladando la Palabra Sagrada a nuestros entornos cercanos y dándole más lugar en nuestra cotidianeidad a la oración, a la lectura de la Biblia y la conexión con la Fe y el Espíritu Santo.