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Atravesamos momentos de éxito, de fracaso, de pérdidas y ganancias, cosechamos victorias y cosechamos derrotas; pero ante todo algo es cierto: todo lo que ocurrirá bajo el cielo tiene su tiempo.
“Todo tiene su tiempo.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo
plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y
tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar,
y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar
piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de
buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de
romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo
de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.”
Eclesiastés 3:2-8
Primero que nada, debemos tomar conciencia que todo sucede por una razón, y esa razón es el plan que Dios ha diseñado específicamente para cada uno de nosotros. Es el deseo del Señor es que entendamos que existe un plan para nuestras vidas que él ha diseñado y que puede que en muchas ocasiones no tenga los resultados que esperamos. Allí debemos recordar, que el recorrido nunca será fácil pero el destino valdrá la pena.
“Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah” Salmos 62:5-8
Es muy importante la manera en que nosotros aceptemos las distintas
cosas que nos suceden en la vida: No te deprimas si te encuentras en un momento
donde las cosas no salen como lo esperas, ten en cuenta que esto no durará por
siempre, ya que Dios nos da segundas oportunidades y, hablando de segundas
oportunidades, tal vez ése sea un buen momento para aprender de las cosas malas
que nos suceden y así poder evitarlas cuando aparezcan de Nuevo en nuestro
camino.
Tampoco te vanaglories si te encuentras en un buen momento, tan solo agradécele al Señor por los momentos de alivio y utilízalos para fortalecer y templar tu espíritu, que bien te vendrá en momentos de sequía.
“Y al amanecer, los ángeles apremiaban a Lot, diciendo: Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seáis destruidos en el castigo de la ciudad. Mas él titubeaba. Entonces los dos hombres tomaron su mano y la mano de su mujer y la mano de sus dos hijas, porque la compasión del Señor estaba sobre él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.” Génesis19:15-16
Ármate hoy de paciencia y confianza en Dios. No
olvides que los acontecimientos tanto positivos como negativos que en nuestra
vida ocurran, son instrumentos del Señor para convertirnos en la persona que Él
nos llama a ser.
La vida es una historia en constante cambio y ante ello lo único que se mantendrá será el amor y misericordia de Dios, su paz que guarda nuestro espíritu y su compasión, que nos provee la seguridad de saber, que Él siempre reinará en nuestros corazones.