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La Transformación Interior

Realiza Un Viaje único hacia tu ser interior donde la Autoestima y la Fe forman una base única junto al Espíritu Santo. Navega por el siguiente artículo para contemplar el poder de tu renovación espiritual.

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"La paz os dejo, mi paz os doy. Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo." Juan 14:27

La vida espiritual, al igual que la física y emocional, requiere de normas y estructuras que nos guíen hacia una existencia plena y ordenada. Las normas existen para ordenar la sociedad, creando consenso sobre lo que se puede o no hacer. ¿Te has planteado cuáles son las normas que rigen tu vida espiritual? ¿Cuáles son las estructuras internas que has creado alrededor de tu fe?

Es fundamental tener guías que nos ayuden a llevar la vida de manera racional y ordenada. Sin embargo, a veces nos aferramos a normas muy rígidas y preceptos heredados que no nos permiten amar al Señor con plena libertad.

Repensar estas ataduras mentales que impiden sentir las bendiciones de Dios en su totalidad puede abrirnos un camino nuevo de luz. En momentos de dificultad, encontrar consuelo y fortaleza en la fe es esencial. Confiar en que Dios tiene un plan para nosotros nos ayuda a enfrentar los desafíos con esperanza y serenidad.

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"Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en Ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a Ti elevo mi alma." Salmos 143:8

El amor a uno mismo nada tiene que ver con egoísmo; por el contrario, es uno de los mandatos de Dios y tiene un doble propósito. Por una parte, nos sirve de escudo para protegernos de atropellos y agresiones verbales y físicas de quienes no conocen el amor; por otro lado, nos equipa para amar sin condiciones a nuestros seres queridos en particular y al prójimo en general.

Este mandamiento nos invita a vernos a nosotros mismos como dignos de amor y respeto, no por lo que hacemos, sino por quienes somos en Cristo.

En muchos ámbitos de nuestra vida, hemos escuchado a personas aconsejar a otras a amarse a sí mismas. Este aparentemente noble consejo procura crear una consciencia de lo importantes que somos.

Esa premisa pretende advertirnos acerca de no descuidar la estima que tenemos por nosotros mismos, en especial cuando estamos más preocupados por el bienestar de otros que por el propio. Este equilibrio es esencial para mantener una vida plena y en armonía con los principios divinos.

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"El Señor es mi pastor, nada me faltará. En verdes pastos me hace descansar, junto a tranquilas aguas me conduce." Salmos 23:1-2

El llamado que tenemos los hijos de Dios es valorar y dar gracias a Dios por su doble obra en nosotros. Es decir, lo que ha hecho al crearnos y al redimirnos. Fuimos creados a la imagen de Dios y rescatados con un sacrificio muy alto, es decir, Cristo murió por nosotros, y de allí proviene nuestra dignidad. Esto quiere decir que debemos a Dios un agradecimiento eterno y una manera de devolver su amor es amándonos a nosotros mismos como Él nos ama.

Este amor propio se convierte en la base sobre la cual podemos construir relaciones saludables y significativas.

La actitud correcta con respecto a nosotros mismos es valorar, apreciar y estimar la obra de Dios en nosotros. Somos su obra, y de allí proviene nuestra dignidad. La llave que revela nuestro potencial ilimitado es el amor, que nos libera y cura; aunque el amor empieza por nosotros mismos.

Recordemos que no tiene sentido buscar fuera lo que no nos damos a nosotros mismos. Al desarrollar esta autoapreciación, fortalecemos nuestra relación con Dios y encontramos la verdadera paz y satisfacción.


"Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán." Isaías 40:31

Observa tu entorno y las personas involucradas en tu espiritualidad. Es saludable tener espacios de conexión con el Señor mediante la oración. No dudes en realizar actividades que te permitan tener momentos solo para ti. Crear estos espacios diarios será el primer paso para dar ese salto hacia el Padre Celestial.

A través de la oración y la reflexión, podemos fortalecer nuestro vínculo con el Creador y aprender a vernos a nosotros mismos con Sus ojos. En este camino de autodescubrimiento y aceptación, hallaremos no solo una mayor conexión con Dios, sino también una vida llena de propósito y alegría. Transformar nuestras sombras en luz nos permite ver las maravillosas bendiciones de Dios manifestándose en nosotros. Tomar la decisión de caminar junto al Señor y respaldar nuestra fe con palabras y acciones que reflejen Su presencia en nuestras vidas es un claro signo de madurez espiritual.

Una de las enseñanzas fundamentales del Señor es la paciencia. Lograr una espera pacífica y enfocada en la fe nos permite alcanzar nuestros anhelos y objetivos de vida. Este no es el momento para abrir un frente de batalla emocional o afectivo. Es tiempo para sentarse, observar cómo te sientes y caminar despacio, sin prisas, junto al Señor.




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