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El ejercicio de la reflexión trae aparejada la aparición de preguntas que surgen de nuestro interior y para las cuales, muchas veces, no encontramos respuesta. Descubre ahora todas las respuestas que necesitas en el siguiente artículo.
“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.” 1 Corintios 12:18
Somos creación del Señor todopoderoso. Somos seres a los cuales Dios ha designado un camino y un Plan. Como miembros del Pueblo de Cristo tenemos que cultivar un Espíritu receptivo y humilde para comprender la magnitud de la maravillosa Bendición que implica ser elegidos por Él.
De ninguna manera debemos entender la Misión que se nos ha sido encomendada como una carga. Al contrario, El Señor ya ha preparado nuestros senderos de antemano, instándonos a transitarlos, superándonos día a día en Su Gloria. Es un camino Salvo, de buenas obras, de Amor.
Renovemos constantemente nuestro compromiso y nuestra Fe con nuestro Salvador, comunicándonos con Él por intermedio de la Oración y la lectura de las Sagradas Escrituras. Pidámosle, con todo nuestro corazón, Equilibrio, Paz y Sabiduría para cumplir nuestra función bajo el halo de Su Gloria Eterna.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Efesios 2:8-10
Somos enviados al mundo dotados con el Don de la vida, el mayor de los regalos de nuestro Padre Celestial. No hemos venido a sufrir, tampoco para ser probados; hemos venido a vivir y a disfrutar de la presencia de Jesús. Sin embargo, a lo largo del camino, encontraremos tormentas, deberemos alcanzar metas, tendremos que sortear escollos y tomar decisiones en los momentos difíciles. Pero, ¿Cuál es nuestro verdadero cometido?, ¿Cómo saber que nos está pidiendo nuestro amado Padre?
Para acometer las Buenas Obras que El Señor nos ha preparado debemos tomar en consideración varias características que forman un amplio abanico en el cual deberemos desarrollarnos como seres dignos de la Misericordia de Dios.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:5
El Altísimo nos llama a realizar actos de Bondad con nuestros hermanos y, dentro de nuestras posibilidades, Justicia para el prójimo. Tenemos un propósito que debemos cumplir: Ayudar a todos lo que lo necesiten. Estas acciones debemos realizarlas para agradar a nuestro Santo Padre pero también como principal herramienta de agradecimiento por las Bendiciones por Él recibidas.
Por eso es fundamental desarrollar nuestros talentos y dones y ponerlos a Su servicio, comunicar la Palabra del Señor en cada rincón del planeta con humildad, alegría, perseverancia y por sobre todas las cosas con Fe. Recordemos que el acto de servir vive en nosotros, así nos creado Dios todopoderoso.
“Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”. Isaías 43:7
El Señor nos Guía por el camino del servicio desinteresado y humilde permitiéndonos entender que hemos sido tocados por el Don de Su Gracia y que por intermedio de la misma podemos realizar todo lo que Cristo nos ha llamado a acometer.
Venimos de Dios para ir hacia Dios. Estamos aquí para conocerlo y amarlo y para hacer el Bien según Su voluntad. Recordemos las palabras del Papa Francisco en el Ángelus del 29 de octubre de 2017: “Nosotros hemos sido creados para amar y ser amados. Dios, que es Amor, nos ha creado para hacernos partícipes de su vida, para ser amados por Él y para amarlo, y para amar con Él a todas las personas. Este es el sueño de Dios para el hombre”.