Accede a más contenido como este.
Que la frustración o el deseo desmesurado no empañen tu camino hacia el Espíritu Santo. Encuentra aquí las claves para lograr tus objetivos.
“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.” Proverbios 16:3
Visibiliza tus metas. Es de vital importancia que tengas en claro qué es lo que deseas, qué es lo que quieres alcanzar. De esa manera te será mucho más fácil trazar un plan a seguir a lo largo de tu camino.
Hazte el tiempo para orar, y de esa manera hacer más fluida tu comunicación con Dios, para así encontrar en el recogimiento el consejo de Dios para ti, a través de lo que te dicta tu corazón.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” Jeremías 29:11
Traza un plan a seguir. Recuerda la importancia de planificar los pasos a seguir, comenzando desde cero, teniendo mucho cuidado de no desmotivarte en los inicios, seguramente los momentos de mayor vulnerabilidad de tu plan.
Ten en mente la imagen de una semilla germinando, a la que debes dar especial cuidado durante los primeros tiempos, hasta que se haga más fuerte.
“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?” Lucas 14:28
Asegúrate de incluir metas a corto plazo. No olvides que la concreción de metas nos trae un cierto sentido de felicidad que es bueno experimentar.
De esa manera obtendremos más empuje e iniciativa a la hora de emprender nuestra carrera hacia la próxima meta, y así el camino se hará más llevadero. Idealmente, pon las metas más fáciles de alcanzar al principio de tu camino, eso te dará la confianza que necesitas para afrontar las metas más difíciles.
“Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes.” Salmos 20:4
No te desvíes del camino. La concentración en estos casos es sumamente importante. Sé responsable sin ser duro contigo mismo, no querrás verte desmoralizado y ser tu propio verdugo. Es sorprendente cómo a veces nuestra mente nos engaña y nos aleja de todo aquello que queremos.
En vez, haz el ejercicio de escuchar a tu corazón: nada más conectado con nuestros propios deseos y sentimientos y, lo que es más, nada mejor conectado con el Señor.
“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.” Proverbios 16:9
Ten confianza. Ten presente que más allá del plan que tu haz trazado, hay otro más grande, y es el plan que Dios tiene para nosotros. Ten confianza en que Dios, como un buen padre, siempre velará por nosotros y no dejará que cosas malas nos sucedan.
Recuerda que todo aquello que nos representa una piedra en el camino son pruebas que el Señor nos pone para trabajar nuestras debilidades y fortalecer nuestras virtudes. En los momentos de dudas, un buen ejercicio es preguntarte: ¿Qué haría Jesús en mi lugar?