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¿Un año especial no? Es momento de comenzar a realizar un compilado de los mejores momentos de nuestro año para llegar a esta celebración con mucho amor. Navega el siguiente artículo en búsqueda de respuestas que iluminarán este festejo de vida.
“Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.” Lucas 2:10
Día a día pareciera que no nos alcanza el tiempo. Que los días transcurren de manera rápida y muchas veces sin poder disfrutar de una pausa. Ese momento de conexión con tu ser y tu mente, con tu corazón y tu espiritualidad.
Las celebraciones de la Navidad son realmente para anidar y conocer el interior del amor de Jesús. En familia, con seres queridos, con las personas que deseamos compartir y tener cerca. Olvídate de los presentes por un momento, imagina ese momento para compartir en comunión y recordar el nacimiento de nuestro Salvador.
“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa Dios con nosotros.” Mateo 1:22-23
Pensar en cómo nos sentimos durante el recorrido del año resulta un ejercicio saludable para nuestra mente y nuestro ser interior. ¿Logramos aprender nuevas sensaciones? ¿Qué personas se acercaron a nuestra vida y quienes se alejaron? El balance de las respuestas que aparezcan en tu mente a estos interrogantes te ayudará a valorar realmente todo el amor que recibes junto al Señor.
Experimentando día a día sus milagros. Debemos estar en constante oración, agradeciendo sus verdades y su iluminación cotidiana.
“Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.” Mateo 1:20
Si existen diferencias o distancias entre los seres de la familia y personas que realmente anhelamos tener cerca nuestro, debemos buscar un modo de diálogo. Acercándonos a la construcción de puentes de sanación como lo hizo Jesús durante su vida. Limpiando heridas y sanando diferencias, perdonando. Recibiendo el perdón. Es lo que buscamos constantemente en la oración, sentirnos en paz y equilibrio espiritual.
En estas diferencias probablemente encontremos relfjeado parte de nuestro ser, quizás hasta en algún punto, alguna parte de nuestro ego esté presente en el problema o la distancia real. Recuerda que el diálogo, el respeto y el amor son los pilares fundamentales para poder avanzar con la reconciliación.
“También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta.” Lucas 2:4-5
Rememorar a aquellas personas que ya no se encuentran presentes en la mesa también será una hermosa ceremonia para incorporar en estas próximas fiestas. Una oración, un brindis, un pequeño recordatorio de todo lo vivido y aprendido con esa persona especial que ahora habita en el templo celestial junto al Señor.
Somos el legado de aquellos seres que habitan en nuestros corazones, aquellos que nos guían y también se acoplan a Dios para darnos sabiduría, paciencia, respeto y por sobre todo amor por el prójimo.
“Y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.” Lucas 2:6-7
Cristo cobra vida en esta Navidad en cada oración, en cada hijo e hija del Señor. Aguarda un momento durante estos días para poder preparte mental y emocionalmente. El Espíritu Santo viene recargado de luz y prosperidad para cada corazón que se encuentre dispuesto. Recibe, perdona y ama.