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La Fortaleza del Espíritu Santo forjará tu senda de luz hacia el Señor. Protege y fortalece ese escudo divino de tu vida con los siguientes versículos.
"Espero al Señor, mi alma espera, y en su palabra he puesto mi esperanza." Salmos 130:5
En una sociedad abrumada por el consumismo y la sobreinformación, junto con las dificultades económicas y sociales que nos rodean, es común que muchos de nuestros hermanos pierdan la gracia de Dios. Esta pérdida de fe en uno mismo refleja también una desconexión con nuestro Padre Celestial.
Cuando enfrentamos estos desafíos, es esencial reaccionar con rapidez y volvernos hacia Dios de manera sencilla, auténtica y sincera. Hagámoslo con una actitud positiva, y a través de la oración, busquemos Su Palabra Sanadora, aquella que nos guiará de vuelta al camino de luz que Él ha preparado para nosotros con su infinito amor.
"Confía en el Señor y haz el bien; habitarás en la tierra y disfrutarás de seguridad." Salmos 37:3
Es crucial no permitir que la inacción se apodere de nosotros. La inactividad puede llevarnos a estados de depresión y aislamiento, y correr el riesgo de buscar refugio en excesos.
Recordemos que sin esfuerzo, es imposible cambiar las circunstancias adversas que enfrentamos. La inacción nos lleva a la confusión, que puede resultar en arrogancia y soberbia.
Nuestro Padre Celestial nos creó para trabajar y, a través del esfuerzo nacido del amor más puro y genuino, alcanzar nuestras metas, cumpliendo así el propósito para el cual Él nos ha llamado. Para que esto ocurra, debemos confiar de todo corazón en Su Eterna Gracia y Perfecta Palabra.
"Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús." 1 Tesalonicenses 5:16-18
Desarrollar un Espíritu de Gratitud es esencial. Al acercarnos al Señor, comprendemos que Él siempre estuvo a nuestro lado, escuchándonos, y a pesar de nuestras dudas y enojos, nunca dejó de brindarnos su protección.
Dios nos ha bendecido con la vida, una vida llena de buenos y malos momentos. El Altísimo utiliza nuestras pruebas para fortalecer nuestra fe y compromiso en Él. Cuando respondemos a Su llamado y actuamos según Sus enseñanzas, comenzamos a ver todo con mayor claridad.
"No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús." Filipenses 4:6-7
Celebremos nuestra caminata junto a nuestro Padre Celestial, renovando y redefiniendo nuestros deseos y metas. La esperanza no es algo ilusorio o inalcanzable. La Palabra de Dios nos enseña a ver la esperanza como una expectativa segura en la gracia del Señor.
Nuestra esperanza se desvanece cuando perdemos el contacto con Dios. Por el contrario, nuestras expectativas crecen cuando, al final del día, tenemos la certeza de que Él tiene un plan y un propósito para nosotros. Confiemos en Su guía y encontraremos la fortaleza para seguir adelante.