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Cada año renovamos nuestra confianza en el Señor. Busquemos una vez más, alinear nuestras metas junto al Espíritu Santo.
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." Isaías 40:30-31
Pensando en Positivo. Manteniendo una actitud positiva frente a lo que significa establecer nuestras metas para el año entrante, veremos cómo nos sentimos atraídos hacia aquello que ocupa nuestros pensamientos. Por tanto ,en lugar de pensar qué no queremos, es más útil pensar qué queremos y fijar nuestras metas para este año a raíz de ello, confiados en que el Señor guiará nuestros pensamientos hacia Él.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24
La meta Bajo Control. Nuestro objetivo tiene que depender de nosotros mismos, y no de los demás. Cuando definimos objetivos y planes para este año que dependen de los demás, estamos poniendo fuera de nuestro control si se cumplen o no se cumplen. Recordemos entonces que el único que tiene control sobre todo aquello es Dios. Sin embargo, lo que sí puede estar en nuestra mano es mantener la vista y las oraciones dirigidas al cumplimiento de dicha meta, cobijados en la bondad de Cristo.
“Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.” Deuteronomio 7:13
El foco en aquello y en nada más. Un objetivo ambiguo nos dará resultados ambiguos. Si nuestro objetivo es tan genérico como amplio, no tendremos claro si lo estamos consiguiendo o no. Si trabajamos sobre metas concretas obtendremos resultados concretos. Un observador externo debería ser capaz de verificar sin lugar a dudas si hemos conseguido nuestro objetivo o si aún no está completo.
“Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; A los fieles guarda Jehová, Y paga abundantemente al que procede con soberbia. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón.” Salmos 31:23-24
El bocado según el tamaño de nuestra boca. Los proyectos demasiado ambiciosos son fáciles de abandonar, es por eso que hay que abarcar cosas que veamos que están a nuestro alcance. Igualmente, los proyectos demasiado fáciles no nos suponen salir de nuestra comodidad, no nos aportan progresos tangibles y nos sitúan lejos de Cristo.
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” Pedro 1:3
Objetivo Motivador. Ponernos muchos objetivos sólo por tener muchas cosas que hacer, sólo servirá para tener una larga ristra de objetivos abandonados a lo largo del camino. Si los objetivos en verdad no están enfocados a conseguir algo que realmente nos apasiona, perderemos el interés rápidamente.
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Lamentaciones 3:22-23
Recursos Necesarios. Los recursos son aquello que nos hace falta para conseguir nuestro objetivo. Éstos son los que más nos interesan desde el punto de vista de hijos de Dios. Son los estados que tendremos que potenciar para lograr nuestros objetivos.
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,” Colosenses 3:9-10
Revisión. Es importante volver a nuestros objetivos una vez que el tiempo haya pasado, de esta manera estaremos revisándolos para así poder establecer el progreso logrado y hacer los ajustes necesarios. Cada cierto tiempo dependiendo del objetivo -y mejor si no es de año en año-, es prudente preguntarnos: Si seguimos deseando ese objetivo; si lo estamos consiguiendo, y si no lo estamos, qué es lo que Dios necesita que cambiemos.