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Un salvavidas en la tempestad: 5 maneras de reconocer la ayuda de Dios y aceptarla humildemente.

Todos conocemos la importancia de recibir la ayuda de Cristo cuando la necesitamos, pero al mismo tiempo deberemos tener en cuenta si sabemos reconocerla cuando la necesitemos.


“Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” Mateo 6:26

De quien menos lo esperas. Muchas veces desoímos consejos de gente sin ningún motivo en particular, tal vez solamente por el hecho de que inicialmente no esperaríamos consejo de ellas. Es entonces cuando más libre de prejuicios debemos encontrarnos, y de esa manera dejarnos llevar por el consejo en sí, y no por la persona que nos lo da, puesto que es muy probable que ella sea solamente un portavoz del mensaje, y muy probablemente hable Cristo a través de ella.

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“Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.” Hebreos 13:5

De la forma que menos lo esperas. Bien sabemos que la ayuda de Dios puede llegarnos de diversas maneras, y el truco está justamente en encontrarnos abiertos de espíritu y corazón para que sea nuestra Fe la que finalmente identifique dicha ayuda. Recordemos que no solamente la misma llegará a modo de susurro paternal en nuestro corazón, sino que también lo puede hacer a modo de crudo ejemplo en nuestra vida.

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“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” 1 Juan 4:16

Lo mejor para ti no siempre es lo que tú quieras. ¿Por qué un sabio consejo por parte del Señor tiene que manifestarse de la manera en la que nosotros queremos? Justamente debemos recordar cómo Cristo obra de maneras misteriosas y que es nuestro deber traducir ese mensaje, comprenderlo para desentrañar lo que nuestro Santo Padre quiere decirnos. Recordemos que muchas veces deberemos atravesar momentos incómodos para finalmente lograr la comodidad que deseamos.

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“Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas.” 1 Juan 4:1

Enseñarte a superarlo, en vez de superarlo por ti. Las enseñanzas del Señor siempre pretenden aleccionarnos en vez de solucionar el problema por nosotros. Muchas veces incurrimos en el error de pensar que Dios solucionará todas nuestras cuestiones por nosotros, solamente por el hecho de que Él es omnipotente y todo poderoso. Éste es un error de concepto bastante común entre aquellos que no conocen a Cristo, pero los verdaderos hijos saben que los atajos son los problemas del futuro.


“Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios, y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.” 1 Juan 3:21-22

En todo está el amor. Recuerda que el motor que mueve a toda la obra de Cristo no es otra cosa que el amor. Por eso, es importante no olvidar que fácilmente podremos reconocer la ayuda divina basándonos en el hecho de que todo se encuentre impregnado por amor, sello indiscutible de la Santa presencia de nuestro Santísimo Padre celestial.




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