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Una Muestra de Amor Única

Busquemos ejemplos cotidianos para remontar nuestra esperanza y nuestra conexión espiritual. Encuentra en el siguiente artículo la manera de hacerlo ahora mismo con estos versículos.

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“Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.” 1 Pedro 1:8-9

La importancia de la oración nunca debe subestimarse. Es el canal de comunicación más relevante que tenemos con Dios. Al estar en constante comunicación con nuestro Padre, fortalecemos nuestra confianza en Él y buscamos respuestas a través de la meditación. Además, debemos ser agradecidos y recordar expresar nuestra gratitud por todas las bendiciones que recibimos día a día del Señor.

Es fundamental confiar en que el Señor tiene un plan para cada uno de nosotros, diseñado específicamente para trabajar en nuestros defectos y realzar nuestras virtudes. Ante momentos de duda, recordemos que Dios, como un buen Padre, nos ama incondicionalmente y nunca desea el mal para nosotros, su rebaño.

Tener el privilegio de alcanzar la sabiduría del Maestro de la vida para sanar y evolucionar como personas es algo extraordinario. Al incorporar sus enseñanzas con amor y respeto, influiremos desde ahora y para siempre en nuestras decisiones y en nuestra forma de pensar y actuar en nuestra vida diaria.

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“Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.” Santiago 1:6

Compartir su mensaje, la fe y la esperanza con las que Dios nos bendice nos permitirá avanzar en el camino del Espíritu Santo y crecer junto a Dios. Expandamos nuestro corazón en este mismo momento y comprendamos nuestra misión.

Todas las enseñanzas que recibimos y seguiremos recibiendo por parte del Padre Celestial siempre estarán vinculadas a nuestra vida. Ya sea en escenarios de conflicto individual, situaciones con familiares cercanos o seres queridos, el Espíritu Santo estará siempre presente para guiarnos en todo momento y a toda hora.

El interés de Jesús por unir a los pueblos fue el motor que impulsó sus palabras y decisiones durante su vida en la Tierra. Siguiendo su ejemplo, podemos comprender cómo un simple gesto o una pequeña acción pueden abrir el corazón de la persona más necesitada. Una caricia o una palabra pueden ser suficientes para replicar el mensaje de Dios en nuestra comunidad.

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“Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor.” Efesios 3:16-17

Si tenemos la intención de seguir el camino de la fe, alineando nuestras intenciones y motivaciones hacia una vida llena de oportunidades y aprendizajes, debemos aceptar que nuestro Salvador es el único que nos puede ayudar y guiar. Somos los instrumentos de conexión espiritual que Dios posee para guiar a millones de personas en todo el mundo.

A través de la oración, agradezcamos diariamente por todas las oportunidades que nos llegan y por cada enseñanza y aprendizaje que encontramos en nuestro camino, mejorando como personas y conectándonos cada vez más con el Espíritu Santo.

No olvidemos que nuestras plegarias forman parte de una tarea cotidiana que necesitamos cultivar con paciencia y amor para que se hagan realidad y el Señor nos bendiga con su amor.

Tenemos todas las herramientas necesarias al alcance de la mano para seguir cumpliendo sin problemas la misión divina de Dios. No dudemos ni permitamos que pensamientos negativos nos desvíen de nuestro objetivo celestial.


“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13

Tengamos paciencia, ya que caminar en el camino de Dios no es tarea fácil y los cambios que necesitamos realizar en nosotros mismos no sucederán de un día para otro.

Si queremos obrar como Jesús lo hizo, debemos tener la misma paciencia que Él tuvo: paciencia para esperar respuestas y paciencia para enfrentar las dificultades que se presenten en nuestro camino. Recuerda, la paciencia fortalece el espíritu.

Busquemos consejo. Utilicemos el canal de comunicación de la oración tanto como deseemos. Pidamos consejo al Señor para que guíe nuestro corazón al tomar decisiones en las que no tengamos absoluta certeza. También busquemos consejo en nuestros seres queridos y personas de confianza, ya que muchas veces ellos han pasado por situaciones similares y conocer sus experiencias puede llevarnos por buen camino.

Imitemos. Este es el consejo más importante, el que nunca fallará. Al imitar a Dios, nunca haremos el mal. Siguiendo su ejemplo, ganaremos un lugar junto a Él en la vida eterna, experimentaremos la alegría de amar al prójimo y ayudarle cuando lo necesite. De esta manera, disfrutaremos de la vida y la veremos a través de los ojos del Señor.




Versículo diario:


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