Con perseverancia y con esperanza lograrás todo lo que te propongas. Explora los siguientes pasos para realizar una rutina de sanación interior.

Recurre a los orígenes

“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.” Salmos 91:1-2

Cuando estemos en un momento donde todo parece estar complicado y repleto de obstáculos, debemos intentar retomar el ejercicio espiritual. Este puede resultar el más fácil o el más difícil de todos. Si te resulta extraño pensarlo de esa manera, debes pensar igual que una rutina de  ejercicios regular.  Si deseas mantenerla por mucho tiempo, debes entonces acercarte al Espíritu Santo y al Señor.

Al reconectarte con algunos pasajes de la Biblia, al intentar leerla  de manera periódica, luego se generará interés natural por sus enseñanzas.

Tan sólo recordemos que allí se encuentran la Guía de nuestro Santo Maestro. 

Sincérate con el Espíritu Santo

“Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.” Isaías 43:2

De la misma manera que Él nos habla a través de nuestro corazón durante la oración, también debemos hacer nuestra parte y conectar por diversos espacios y lugares.

Claro que recurrimos a Cristo cuando necesitamos de su guía, pero tampoco debemos olvidar dar gracias por todo aquello con lo que nos bendice a diario.

Dile a Cristo cuánto lo necesitas pero también cuánto lo amas; dile por favor y también gracias y encomienda tu corazón hacia el Padre Celestial todas las veces que sean necesarias.

Da un ejemplo real en tu vida

“Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas.” 1 Juan 4:1

Poder continuar nuestros pensamientos con las decisiones en nuestra vida cotidiana será una meta a seguir durante un tiempo en nuestra cotidianeidad.  Tampoco querrás establecer metas imposibles.

De esa manera tendrás un modo de poner en práctica todos los aprendizajes de Dios y lo podrás comprobar cuando comiences a experimentar la Fe en tu camino.

Aparecerá una felicidad espontánea, producto de ver la alegría de aquellos a los que has ayudado. La esperanza, el amor y la Fe son altamentes contagiosos.

Renueva tu voto de confianza

“Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en Él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.” Jeremías 17:7-8

Busquemos en nuestro ser interior en los espacios de oración para hallar ese momento de paz en la que el silencio lo cubra todo, en la que el único sonido sea el latir de nuestro corazón y donde conectamos con el Padre Celestial.

De esa manera sentiremos lo que Dios nos quiere decir a través de nuestro espíritu. Este es un acto de recogimiento y requiere de práctica constante, casi cotidiana. Te sentirás de un modo especial y comprenderás realmente cómo se siente la Gloria del Señor en tu corazón.

Comparte la Palabra

“No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad.” Proverbios 3:31-32

Si logramos alcanzar que el mensaje se difunda, “que el mundo entero lo sepa”, se generará un fenómeno global y universal como hijos e hijas de Cristo.

Llevar Su palabra al mundo entero, que todos se enteren de su eterno amor, de sus increíbles hazañas, y de que el vendrá nuevamente a salvarnos y a darnos vida eterna en el paraíso, ayudará a sientos de millones de seres que necesitan de su ayuda ahora mismo.