“La violencia de los impíos los arrastrará, porque se niegan a obrar con justicia.”

Proverbios 21:7

Una sociedad violenta


Había hecho una pausa en el trabajo para ir a almorzar con algunos de mis compañeros. El centro de nuestra ciudad (donde se ubican la mayoría de las grandes compañías y sus oficinas) es algo caótico y desordenado: el tránsito contiene una marea de autos cuyos conductores discuten y se insultan por ganar posiciones, los transeúntes muchas veces cruzan mal las calles, la gente que camina por las veredas lo hace apurada y muchas veces se reciben empujones.

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Se puede ver como cada uno cuida lo suyo, es decir, cada uno prioriza sus necesidades por sobre las del prójimo. Subirme antes al transporte público para ganar un asiento y viajar en una condición mejor, tener la porción más grande de comida, lucirme en la presentación del trabajo sin nombrar el esfuerzo que hicieron mis compañeros para que lograra ese proyecto. Todas prácticas en donde prima el egoísmo, y que, además, generan violencia. Porque son actos en los que el otro queda desdibujado y se siente muchas veces excluido, entonces reacciona con los mismos malos tratos que recibe. Debemos ser compasivos con lo que le sucede a nuestros hermanos, contemplarlos, no pensar sólo en nuestras necesidades, porque eso sólo generará más desconexión con el otro y más injusticias.