“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.”

Romanos 15:13

Confiar en Nuestro Padre


Todos atravesamos momentos de dolor y desesperanza, en esos tránsitos de oscuridad podemos elegir fácilmente alejarnos de Dios. ¿Por qué sucede eso?, porque sentimos que quizás Él no está finalmente ahí para cuidarnos y protegernos, porque nos ha puesto el camino difícil o se ha llevado de nuestras vidas a alguien que queremos con todo nuestro corazón. Lo cierto es que todo eso puede ser parte de nuestro sendero, sin embargo, no significa que Dios no se encuentre allí para nosotros, más bien todo lo contrario.

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Muchas veces Nuestro Padre debe desafiarnos de alguna manera para demostrar nuestra valentía, nuestro amor hacia los demás, nuestra compasión. El camino se vuelve confuso y doloroso pero debemos tener confianza y creer en que se trata de la gracia divina, que siempre estará presente. Encontraremos la paz mucho antes de lo que imaginamos si nos encomendamos a Nuestro Padre Celestial. Él nunca nos abandonará ni nos dejará caer en la desesperanza o en el desamor. Será nuestra compañía en duelos y en alegrías, en las penas y en el regocijo. Cuando no tengamos consuelo, Él será la mano extendida, la palabra de aliento, el calor de un abrazo, pero necesariamente tendremos que afrontar situaciones que no siempre serán placenteras para desarrollarnos como individuos y cristianos en el amor de Nuestro Padre.