“En los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas te sobrevengan, volverás al Señor tu Dios y escucharás su voz.”

Deuteronomio 4:30

Transformando la tristeza


Existe una falsa creencia en la que muchas veces en situaciones sociales no contamos que algo malo nos sucede o que cargamos con una tristeza. Respondemos con un simple: “se encuentra todo bien” cuando en realidad estamos inmersos en una profunda tristeza. ¿Por qué nos resultará tan difícil compartir con nuestros hermanos también nuestro penar?. Quizás pensemos equivocadamente que no podrán ayudarnos a sobrellevar ese peso, o que no tendrán el consejo necesario para evitar nuestro malestar. Lo cierto es que en esos momentos siempre debemos recurrir al Supremo, Dios nos acompañará en esa oscuridad para que volvamos a un camino de paz y tranquilidad.

Publicidad

Él llevará nuestras cargas y dolores, y a cambio nos devolverá felicidad y alegría. En circunstancias difíciles podemos pensar que mantenernos aislados hasta recobrar la confianza, o no vincularnos con nuestros hermanos para evitar escuchar algunos de sus comentarios, nos protegerá del dolor. Eso sólo será un paliativo breve para un dolor intenso, que seguirá con nosotros si no nos entregamos a la gracia de Dios. Centrarnos en el Señor y en su cariño, sumergirnos en una oración profunda, y confiando en su palabra de aliento nos guiará hacia un sendero de luz. Dios nos dará la fuerza necesaria para soportar esos problemas y esas dificultades en nuestro camino.