“Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.”

1 Juan 5:14

Lo difícil de confiar


Frecuentemente solemos tener desconfianza hacia nuestro prójimo cuando nos ofrece algo o tiene una actitud muy empática. Podemos confundir eso con que la persona tenga alguna otra intención para con nosotros o que simplemente nos quiera dejar en deuda. Nos encontramos muy reticentes a recibir algo de corazón, ya que nuestras sociedades nos han enseñado que lo que debe primar es el individualismo y el “sálvese quien pueda”. Los actos espontáneos son los menos, por eso nos sentimos extraños al recibir ese tipo de bondad.

Publicidad


Cuando detectamos que nos sentimos de esa forma debemos pensar profundamente en nuestra fe y reforzar nuestro sistema de creencias. ¿Cómo puede ser que no podamos recibir ese tipo de amor?, quizás nos hemos expuesto a tantas situaciones de desamparo que nos resulta difícil ser permeables a eso. Poder abrir nuestro corazón a Dios y a nuestros hermanos nos permitirá recibir todo lo que tienen para darnos. Poco a poco iremos ganando confianza en Dios si así nos lo proponemos, y también, podremos recibir de otra manera estos actos de los demás. Sería más sencillo mantenernos apartados y aislados para no tener que pedir ni que nos pidan nada, pero así no funcionan las cosas ni tampoco evolucionaremos como cristianos.