No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.

Números 11:14-15

Las Bendiciones Hermosas que Recibimos del Señor


Seguramente, a lo largo de la vida, has sido testigo de las maravillosas Bendiciones con las que nuestro Señor ha regado el Sendero. Son momentos únicos e irrepetibles de dicha y felicidad.

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Muchas veces el camino puede presentarse empinado y, es en esos momentos que, nos reconstruimos en nuestra Fe sabiendo de ante mano que en Cristo, nada es imposible.


Debemos tener presente que Dios es el mejor de los compañeros para afrontar la travesía. Solo Él puede darnos la Fuerza y el Coraje para llevar las más traumáticas cargas.


Su mano Sanadora restaurará las heridas del alma provocando transformaciones en nuestro Espíritu que nos elevaran a su Gloria Eterna.


Cuando aceptamos ser hijos de Dios, aceptamos la naturaleza del camino trazado para nosotros.


En tiempos difíciles debemos considerar que a nuestro lado se encuentra la fuente más inagotable de Amor que se haya visto.


Transitemos humildemente los caminos de El Señor con la certeza que Él nos dará de beber cuando tengamos sed, Él nos alimentara en tiempos de hambruna, Él nos cobijará cuando arrecien los fríos vientos de la incertidumbre, Él traerá alivio para nuestros corazones fatigados.


Los momentos forman parte de una integridad, de un equilibrio. La dicha, es entonces caminar junto al Señor que siempre nos sorprenderá con su Perfecta Misericordia.


¡Cuán enorme es nuestro Señor!