“Un corazón apacible es vida para el cuerpo, mas las pasiones son podredumbre de los huesos.”

Proverbios 14:30

Amores pasionales


Solía creer que si el amor que sentía por el otro si no era pasional, no lo era en absoluto. Ese amor que te mantenía despierta por las noches, con un nudo en la garganta o simplemente, nerviosa y asustada. Si ese amor no era correspondido, si era indebido o si nuestros caminos no llegaban nunca a cruzarse, era para mí. Creía, en forma errónea, que el otro debía librar una especie de batalla por ganar mi amor, mi afecto, mi compasión y que yo, debía obrar por deudas emocionales.

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Pronto comprendí que eso no eran más que pasiones y malos pensamientos que no me llevarían al amor que Dios Padre quería que disfrutara en mi camino. Un amor libre y sano, en el que cuidara del otro tanto como de mi misma. En el que reflexionáramos juntos sobre nuestras realidades y las de nuestros hermanos, uno en el que fuésemos solidarios y comprensivos entre nosotros. Sólo cuando hiciera propia la palabra de Nuestro Señor: “ámense los unos a los otros, así como yo los he amado”, no de una forma celosa e incomprensible. Sin tener egoísmo en el corazón, sin poseer, sin discusiones sin sentido ni arrogancias. Debemos abandonar la necedad y disponernos a ser mejores como cristianos, amar desinteresadamente.