“Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.”

Juan 15:13

Nuestros amigos


A medida que envejecemos solemos ser más cautelosos en la búsqueda de nuestras amistades. Ya no toleramos algunas de las cosas que quizás solíamos aguantar en nuestra adolescencia y buscamos vínculos que sean más sólidos. Aquellos que nos liberan y que nos aman de un modo genuino, sin ataduras ni deberes, sin tener que ser complacientes los unos con los otros. El camino ya resulta duro en sí mismo como para agregarle más dificultades u obligarnos a compartir con gente con la que no tenemos creencias en común. Por ese motivo, es preciso que nos rodeen aquellos que compartan la palabra de Dios Padre con nosotros, que estén dispuestos a reflexionar sobre eso y que juntos podamos enaltecer al Señor.

Publicidad

La amistad se consolida en tanto cada una de las partes se alegre por la felicidad del otro pero también, estén dispuestas a ser su apoyo mutuo en la tristeza y las penas. Ser compañeros y solidarios con nuestros hermanos nos hará más fuertes. Estar interesados por lo que sucede a quienes queremos, nos hará más compasivos y atenciosos. Estar orgullosos cuando nuestros amigos logran algún cometido o tienen éxito en algún aspecto de sus vidas será bien recompensado por el Señor.