Innumerables son las veces en las que Nuestro Padre a respondido por nosotros aún cuando nos encontramos equivocados. Quizás estábamos confundidos o enojados y Él se ha encargado de clarificar las situaciones. El Señor continúa dándonos su amor incluso en esos momentos en los que realmente no lo merecemos u obramos de mala manera. Él continúa guiándonos y protegiéndonos por su compromiso como Padre, pero nuestro verdadero deber reside en el responder al amor del Señor como sus hijos.
Dios será siempre generoso de corazón, perdonará nuestros errores y nos guiará hacia mejores caminos. Nosotros tenemos que responder con agradecimiento y devoción, porque sólo Él será quien nos cuide y nos proteja, así lo compensaremos con lealtad y entrega. Sirviendo a su llamado y a nuestra vocación, ayudando a quienes lo necesiten y convirtiéndonos en nuestras mejores versiones, estaremos regresándole un poco de los que Él hace a diario por nosotros. Mantenernos agradecidos y conversando con Nuestro Padre Celestial en oración cotidiana, nos acercaremos más a retribuir el amor que nos da permanentemente. Nuestro Dios es el escudo que nos defenderá así estemos errando, y nos arrojará devuelta al buen sendero. Si somos necios y soberbios ante la bondad de las situaciones y creemos que lo hemos logrado solos, sin ayuda de nadie, estaremos olvidando la compañía divina de Nuestro Padre, quien siempre se encuentra a nuestro lado.