No me ofendan; no se hagan dioses de plata o de oro, ni los adoren

Éxodo 20:23

No adoremos ídolos falsos


Salía de mi trabajo y me crucé con ella, una amiga de mi hermana. Nos saludamos y le pregunté cómo andaban sus cosas. Me contó que estaba feliz, porque había entrado a trabajar en un canal de televisión, en un programa donde podía ver de cerca a todas las estrellas que trabajaban allí. Que ese había sido su sueño desde pequeña y que ansiaba parecerse a ellas, las actrices más conocidas del canal. Que no importaba la tarea que le tocara en suerte, solo quería estar allí, cerca del cielo y “las estrellas”, me dijo riendo, en referencia a las personas que por trabajar allí, por salir en la televisión, poseían cierta fama.

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Este encuentro me dejó un sinsabor extraño, me quede reflexionando, me pregunté cuán frecuentemente asignamos un valor excesivo a ciertos aspectos de la vida… Le damos gran importancia al dinero, al éxito, a la belleza. Creamos falsos dioses para correr tras ellos y adorarlos, perdiendo gran parte de nuestro tiempo y energía en obtenerlo, o en acercarnos a esos ideales ficticios. Ídolos con pies de barro que pronto veremos caídos. Porque no son reales, no son verdaderos, no duran. El dinero cambia de manos con facilidad, la belleza y la juventud se terminan, el éxito es muy voluble y fugaz.


Elige bien a quien dedicas tu tiempo, tu asombro, tu respeto y tu Fe.