“Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.”

Mateo 11:28

Falta de ímpetu


Nuestro bienestar muchas veces se ve truncado por nuestra propia falta de ímpetu. El desgano y la carencia de fuerzas en ocasiones toman el control y nos sentimos perdidos. Esta no solo tiene que ver con el optimismo con el que vivamos nuestra vida, existen momentos en los que nos quedamos sin creatividad para planear posibles soluciones a nuestros problemas. Debemos de alguna forma estimular esa voluntad para que podamos tomar mejores decisiones y eso, solo lo conseguiremos con ayuda de Nuestro Padre Celestial.

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Si nos disponemos a conversar con Dios para pedirle que nos muestre el camino, ese será el acto tan poderoso que nos llene de fuerzas para intentar, una y otra vez. Cuanto más ejercitemos ese momento de conversación con el Señor, más tranquilos y en paz estaremos para recobrar las energías. Tenemos que pasar a la acción cuando creemos que algo nos detiene o que es demasiado difícil conseguirlo, porque confiando en la voluntad del Padre, todo será más sencillo. Cambiar el enfoque y pensar de modo distinto va a ser clave para alejarnos de las ideas negativas que no nos dejan avanzar. No debemos ilusionarnos solo con ideas de “cómo podría ser si…” sino, emprender el sendero del movimiento e ir por eso que queremos.