Esta confianza tenemos mediante Cristo para con Dios. No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios, el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto.

2 Corintios 3:4-6

El Compromiso Eterno de Felicidad


¿De dónde provienen nuestras capacidades?, ¿Son un producto casual, ligado al azar?, ¿Cuál es nuestro papel en el mundo en función a los Dones recibidos? Cada uno de los hijos de Dios fue Bendecido con Dones. Los mismos están allí para servir al Señor. No fue la casualidad la que nos dotó de virtudes. No se trata de un “golpe de suerte”.

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Cuando observamos que nosotros o algún hermano tiene “talento” para generar, resolver o crear situaciones, debemos saber que allí vive la palabra de Dios Padre. Si estas bendiciones no se utilizan para glorificar al Señor podemos caer en las nocivas conductas de la autosuficiencia y la soberbia.


Nuestro amado Señor nos llama a fortalecernos en Él. Lo que debe ser sincero y real en nuestros corazones es la confianza de Su guía para interpretar de manera correcta la misión que nos ha encomendado.


En Cristo, nada tememos, pues nuestra Fe reconoce cómo obra El Señor en nuestras almas. Esta Fe debe ser inquebrantable ya que encontraremos muchos escollos a lo largo del camino que deberemos sortear en el desarrollo de nuestros Dones. Nuestra confianza en el Señor debe salir de nuestro interior. Del Amor más verdadero y profundo. Él nos ama y confía en nosotros. ¿Estamos preparados para afrontar los caminos diseñados por El Señor?


Él sabe que sí, y es por esa razón que nos ha elegido. Caminemos junto a Cristo, iluminemos el mundo con su enseñanza de Compromiso y Salvación.