Ayer en el templo me vi envuelto en una charla acerca de esos momentos de debilidad donde podemos llegar a pensar que Dios no nos escucha, tema bastante hablado y concluido con que la fuerza de tu Fe juega un papel importantísimo en el asunto.
Pero ya de regreso en casa, me había quedado dando vueltas en la cabeza otra mirada acerca del tema, y es que muchas veces tenemos la Fe suficiente y la confianza necesaria en Cristo como para saber que Él no nos defraudará jamás, pero aún así nos preguntamos constante e impacientemente cuándo llegará la respuesta a nuestras preguntas, la ayuda solicitada a nuestro amado Padre.
Entonces debemos recordar que Dios obra de maneras misteriosas, pero que su ayuda eventualmente llega. Por eso es importante considerar en tales momentos qué es lo que Jesús pretende enseñarnos con dicha espera.
¿Será que busca que seamos más pacientes?
¿será que busca prepararnos para una respuesta que no esperábamos?
Sea cual sea el motivo, es primordial recordar que los tiempos de Dios no son iguales a los nuestros, tan sólo deberemos mirar en nuestros corazones para aguardar por la respuesta.