Soy ferviente creyente en Cristo y todo mi círculo bien lo sabe, por eso es bastante común que me hagan muchas preguntas, ya sea para aclarar ciertas cuestiones, o para tratar de hacerme ver que estoy equivocado con respecto a mis creencias.
La semana pasada me preguntaron acerca de la conciencia, de cómo comprendemos el concepto de conciencia nosotros los creyentes en Dios.
Mi respuesta fue muy simple, ya que nosotros vemos a la conciencia como un radar, una pequeña alarma que se dispara cada vez que estamos a punto de cometer un acto que se encuentra alejado del camino del Señor, o cuando ya lo hemos realizado pero todavía estamos a tiempo de enmendarlo.
Pero lo que trataba de explicar es que de nada sirve tener la conciencia funcionando en óptimas condiciones si no le vamos a prestar atención, y allí es donde entra en juego el concepto de la conciencia limpia, que no pretende estar inmaculada, sino que pretende estar limpia cada vez que la ensuciamos.
Es por eso que es de suma importancia prestar nuestros corazones a escuchar a nuestra conciencia, guía fundamental que nos recuerda que nos encontramos en el camino correcto.